jueves, 29 de marzo de 2012

"Guayabitos, León chiquito"

Lunes, 8:33 am: Dios, la semana se me ha hecho eterna, ya quiero que sea viernes!!!  Llegué anoche a casa después de manejar muchas horas desde Guayabitos. Aproveché la visita del Papa y me escapé a la playa…¿y porque Guayabitos? Esa es una pregunta que frecuentemente me hace la gente a la que le platico que acostumbro escaparme a Guayabitos cada que puedo. La respuesta es sencilla: está relativamente cerca, la playa es demasiado tranquila y mi hija puede nadar con mínimos riesgos, venden unas riquísimas brochetas de camarón y pescado que saben deliciosas acompañadas de cerveza. Creo que esto último es el motivo que mas me mueve para conducir de ida 8 horas… en mi tsuru, sin alguien que me ayude a manejar, sin detenerme, de noche, y por libre!! (Aplausos por favor)

Guayabitos es una playa demasiado folclórica: mucha raza, cero hoteles de lujo, plagado de bungalows, y de vendedores en la playa. Nada envidiable, lo sé. Es Guayabitos para los Leoneses como el Acapulco popular para los chilangos.

Pero como lo he dicho, yo no voy a fresear, simplemente me gusta tirarme en la arena a disfrutar del sol, comer camarones embarazados y tomar una cerveza.

Salí el Jueves por la noche, empaqué maleta en cinco minutos, bueno, no me podía tardar mas, ya que mi maleta solo contenía un traje de baño, toalla, filtro solar, un vestido y ropa interior… reflexioné que estaría casi desnuda (o sea en traje de baño) durante dos días seguidos, así que no tenía caso empacar mas de la cuenta.


Al salir, mi hermana, mi hija (cosita moradita atrás) y yo al volante.

Trepé al coche a mi hija de 7 años, que ya iba dormida  y a mi hermana de 16, para salir a las 12 y media de la noche… hubiéramos salido antes, de no ser por mi hermana quien quería ir a la casa de su novio a despedirse.

Después de que Andrea intercambió sus babas durante media hora con Roberto, nos enfilamos hacia Guayabitos por la ruta que conozco de memoria, con sus respectivos atajos y paradas de rigor: León – San Pancho – San Diego– San Julián: parada al baño en la gasolinera de la entrada- San Miguel el Alto- Valle de Guadalupe: pagar once varos de la caseta del  “libramiento” – Pegueros - Tepa – Acatic – Zapotlanejo: cuota de $38 para no pasar por el rancho – Guadalajara, parada en la gasolinera de López Mateos para ir al baño, parada a la salida en el último “sevenileven” para comprar una cocacola – El Arenal – Tequila – Magdalena – Ixtlan del Río: parada al baño, en la gasolinera de la salida – Chapalilla – Compostela: pagar 33 pesos para evitarse la vueltesota y cruzar por San Pedro Lagunillas – Las varas – La peñita - Guayabitos.

Como siempre, me quedé con las ganas de tomarme una foto en las piedras del volcán Ceboruco, después de Ixtlán del Rio, entre Ahuacatlán y Jala… cada vez que paso digo lo mismo y nunca me he detenido para fotografiarme, ahora si prometo solemnemente que la próxima vez lo haré.

El camino a Guayabitos ya es para mi como un peregrinaje, una tradición, y tan es una tradición,  que cuando voy avanzando por cada pueblo, me voy anticipando al paisaje, ya sé qué habrá mas adelante y se incrementan mis ganas de llegar, de divisar el rancho siguiente y de contar los minutos que faltan… ya hasta tengo adiestrada a mi vejiga para desaguar en paradas específicas.

Me emociona mucho girar a la izquierda después de la caseta de Compostela, porque ahí empieza la vegetación tropical y el clima húmedo comienza a sentirse independientemente de la hora que sea. Me gusta respirar profundo cuando voy serpenteando por el asfalto, mientras cuido que en la próxima curva no haya un loco invadiendo mi carril por querer ganarle el paso al trailero que avanza lentamente. Cuando inhalo el aire denso, húmedo, tibio y con un olor dulzón a polen y helechos, agradezco que haya árboles frondosos extendiendo sus ramas de lado a lado de la carretera para brindarme sombra. Si por el tránsito pesado avanzo lentamente, puedo escuchar el penetrante chirrido de los insectos entre la hierba y hasta puedo observar a los saltamontes, mariposas y libélulas cuando vuelan por entre las raíces de los ficus que han crecido sobre los troncos formando lianas. Es en ese momento, cuando frenan con motor y salen las humaredas de diesel quemado a trastornarme el panorama, que añoro llegar, estacionar el coche en el depósito de la Avenida Sol Nuevo,  secarme el copioso sudor del rostro y tomarme una cerveza helada para mitigar el calor húmedo que me hace sentir estar al nivel del mar, el cual, en palabras de alguien que conozco: “- ese calor húmedo se siente por todo el cuerpo como el cálido aliento de alguien que te resopla en la nuca.”

Al llegar a guayabitos, me detengo en la avenida principal para respirar con calma el salado y tibio aroma de la brisa marina (con un poquito de olor a pescado podrido, seamos sinceros, guayabitos no es la playa mas limpia del país), y enseguida voy a desayunar o a tomarme una cerveza… dependiendo si en ese momento mi necesidad prioritaria es hambre o sed.

Después de instalarme en el hotel, me instalo mi traje de baño y me embarro el Coppertone, no sin antes haber agredido al espejo mentiroso que me dice que cada vez que voy me mira mas gorda que la vez anterior. Saliendo a la playa extiendo toalla en la arena y hago lo que mejor se hacer: comer, tomar y dormir.

Mi "kit de supervivencia" para la playa

Los minutos y las horas se me pasan mas rápido en la playa que los minutos y las horas en la oficina, es en estos momentos donde apoyo la teoría de que el tiempo es relativo, y para medirlo ya no uso ni horas ni minutos, sino que ocupo numero de cervezas ingeridas  y brochetas consumidas para saber cuanto ha pasado del amanecer a la puesta del sol.

Como mencioné líneas arriba, el folclor es total: mil vendedores ambulantes mostrando sus mercancías mientras corren de un lado a otro bajo el sol abrasador del mes de marzo, los hay que venden desde pulseritas y collares hasta tatuajes de henna, pasando por quienes comercian con: fruta, brochetas de camarón y pescado; triciclos que cargan inflables; ceviche en tostadas;  cocos frescos tiernitos; ostiones y pata de mula; helados (en carritos de paletas con  la musiquita integrada, así como en León); carretillas con dulces, cacahuates, habas y gomitas que se venden a granel; señores que cargan canastas en la cabeza repletas de campechanas, pan dulce, empanadas y donas de azúcar; adornitos de conchitas y las famosas pulseritas con el nombre tejido en hilo… iba a comprarle una a mi hija, pero solo encontré las que decían  Juana, Rosa, Maria, Julia, Luz, Lupe, Tere, Carmen, Mago y hasta Isabel, pero nunca encontré alguna que llevara uno de sus dos nombres: Emmy Aoede.

Mi hija (bikini rosa) con traje de sirena. 


Rincón de Guayabitos lugar de la playa del Beso, mejor conocida como la Playa de San Andrés (donde entran dos y salen tres), del Municipio Compostela, lugar del ancestral Reino de Chimalhuacán, en el Estado de Nayarit, tierra que vió nacer a Verónica Castro, La Chilindrina, Juan Escutia, Amado Nervo, y el Doctor Luis Miramontes (a quienes todas las mujeres le estaremos eternamente agradecidas por haber inventado la píldora anticonceptiva).

La localidad no tiene escuelas, pero en la comunidad mas cercana hay un CONALEP, mejor conocido como CONGALEP, donde seguramente enseñan a las mujeres a tejer trencitas en el pelo, y a los hombres a conducir la lancha que lleva jalando la banana. Cuenta con chorrocientos cuartos de hotel de mediana categoría, pocos restaurantes porque como hay bungalows la gente prefiere cocinarse sus alimentos o hacerse con un aplastado pan bimbo sus “sangüiches de lata de atún con capsu”… y por que aplastado? Porque mucha gente (por cierto naca) prefiere ir cargando el pan, atún y refresco desde su casa porque según sale mas barato. Rincón de Guayabitos, cuenta con una población de 1435 habitantes, 58 lanchas, incontable número de peces,  y como 100 ballenas, de las cuales casi todas viven en tierra firme y se dedican a hacer aseo en los hoteles.

Viernes por la tarde y yo con tremendas energías…



Sábado, amanece, sale el sol a las 6:35 Hora del Centro, 5:35 Hora del Pacífico y escucho el rumor de las olas en la playa, y el rumor de mi hija que me mueve y me dice: - mamá ya es de día, déjame ir a la alberca aunque sea un ratitito chiquitito.

Me levanto para llenarla de bloqueador solar y que no se ponga como carboncito, le pongo crema alisadora en sus chinos que por la humedad se han vuelto rebeldes, y le ruego que no se exponga mucho al sol mientras salta a la alberca y se le cae el bloqueador que le había untado minutos antes.



Foto tomada de espaldas, pero quien me conoce sabe que esta soy yo… espalda roja, me quemé en el punto exacto donde mis manos no me alcanzaron a untar la crema bloqueadora solar.

Para mi fortuna venden las varitas de camarón desde las 7 de la mañana y como estoy en la playa no me remuerde la conciencia si me tomo una cheve para el desayuno… aunque hubiera preferido mucho desayunar café colombiano con galletas Marías untadas de nutella, i n s i s t o ¡!!!!!!!

Mas tarde ese mismo sábado estaría yendo en busca de ballenas jorobadas, en altamar, acompañada de la mamá de la Vaca y las sobrinas de la Vaca… no era el plan, pero como medio León se traslada a esa playa en las vacaciones, no me sorprendió encontrar a la ex familia por allá.

Dimos vueltas para no encontrar ni siquiera charales, y más que paseo para ver ballenas jorobadas, fue paseo para quedarnos dormidas bajo el candente sol infame.

Mi hija, con su prima y con MamaÉ. (Mamá É: Sra Evelia, pero de cariño le Dice "Mamá É", porque de chiquita no podía decír "Mamá Eve")

Ya por la noche terminé agotada, y mi hija terminó más agotada y muy divertida por haber pasado el día con sus primas, sobrinas de la Vaca, que por cierto son adorables, sin sarcasmo, en verdad son lindas y nos llevamos bien, además no le tengo desconfianza a su familia, ya que hasta donde yo sé, ellos no acostumbran sacar ojos.

Domingo por la mañana: Salí al mar muy temprano con la esperanza de llevarme un trocito de paz antes de mi partida, el viento soplaba frío porque las nubes ocultaban el sol, veía planear a las gaviotas sobre el vaivén del agua salada que hacía espuma cada vez que la ola regresaba arrastrando arena, los lancheros estaban apostados en la playa acomodando el pescado recién salido de sus redes y los vendedores de brochetas atizaban las brasas para colocar a cocer su producto mientras los carritos de fruta preparaban la venta del día. El ambiente se llenaba de salada y tibia brisa marina, olor a jugo de piña y mango, carbón encendido y pescado con aderezo de mantequilla y ajo. Respiraba mientras mi pies tocaban la suave y fina arena, fría y húmeda por el rocío de madrugada. Me acerqué al mar, y cuando la ola llegó hasta mis pies descalzos sentí la tibieza del agua… reflexioné mientras escuchaba graznar a las aves marinas y veía a mi hija jugar a hacer castillos de arena. Pensé en el significado de mis emociones, en el vacío que a veces siento, en la felicidad que de repente me embarga y en todo lo que quiero hacer y decir; en las ganas que tengo de abrazar y sentir, en ese desbordamiento de sensaciones que repentinamente se vuelve incontenible y me llevan a ser incongruente: lejana, fría y ausente, cuando sé que en realidad hay mucho amor y dulzura que quiero compartir.  

Dios! No me quiero ir, amo el mar, me encanta el mar. Se acercan las vacaciones de Semana Santa, quiero regresar al pacífico…si alguien organiza viaje, avíseme porfa!!
La rola de hoy, Not Every Pain Hurts,  una de mis rolas favoritas, la cual más que nunca define lo que siento:

Without any pain it wouldn´t be the same experiences made me strong Not every pain hurts Deep inside When you learn to divide Don´t fear the danger Follow your heart to the light Live your dream and breath


proximo post en Jueves Santo: "Dios me agarre confesada..." post reflexivo a petición de "That E", y no solo por petición, sino porque me hace falta confesarme y escribir mis 'confexiones '(de confesión y refleXión).

7 comentarios:

  1. Te falto accion amiga eeee!!

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  2. No era la intención que hubiera acción... y de hecho ya me porto bien, y aunque tengo un motivo para no portarme mal, no es solo por ese motivo, la verdad quiero portarme bien porque me nace portarme bien aunque no haya nada definido todavía ;)

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  3. totalmente de acuerdo contigo!!!
    Guayabitos es precioso, yo fui el año pasado con mi chamaco y quedé fascinada!!! qué tal el paseo que te dan en lancha donde te dicen que te tienes que dar un beso con alguien porque si no serán años de mala suerte en el amor!!! jajaja...
    y seeeee... esas banderillas de camarón que además está delicioso son la neta!!! es muy bara guayabitos!! y aunque no es el mar de cancún creeme que nadar al lado de los pelícanos es otro rollo!!!

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    1. Maritza hermosa, gracias por compartir el comentario, me da gusto que me leas! Y si, efectivamente eso del paseo en lancha que te dicen que en la playa del beso tienes que besar a alguien, jajajaja, ps yo agarré a besos a mi hija...no vaya a ser.

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  4. solo fueron 5min porq tenias prisa jejejeje... muy bn contenta lo leimos

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  5. ok, contenta, gracias por leerlo, y esos cinco minutos me parecieron una eternidad!

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  6. Umm pues no suena nada mal! yo no conozco. Haber si pa la prox me invitas

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