jueves, 29 de junio de 2017

No creo en las hadas


Domingo 18:45, bajo la influencia de mi pluviofilia, desde el interior de mis acogedores y tranquilos aposentos, salgo al balcón para respirar profundo el petricor que provoca la llovizna que cae antes del inicio de la tormenta, y así como inicia la borrasca afuera de mi sereno hogar, siento la tempestad y el bullicio por fuera de mí, porque en mi interior está la paz que hace seis semanas no podía tener… ojalá pudiera decir eso, pero la neta es que todavía me siento de la chingada, y con estos pinches climas depresivos lo único que se me antoja es un episodio de hueva dominical: meterme a mi tibiecita cama, acompañarme de mis perrijos: mi Hija Pixie y mi Hi-Jo tito, mientras sopeamos buñuelos en chocolate abuelita y vemos netflix… bendito netflix que me mantiene alejada de la depresión dominical. Y es que sencillamente, ver el canal dos “el canal de las estrellas” o el canal cinco, “equis hache ge ce”, ya no está a mi nivel…

-ejem, cambió a “Las estrellas” y ahora es el once

-¿ah, que ya no está en el dos “el canal de las estrellas”?, fíjate nomás hace cuanto que no lo veo.

Con este clima, es inevitable estar nostálgica irreflexiva. Sí, nostálgica irreflexiva y no nostálgica y reflexiva. Porque eso de la nostalgia es “tener ese sentimiento de anhelo por lo que viví y ya se fue”, y lo de irreflexiva es porque ya me da hueva dedicar más tiempo a analizar la pinche situación: las evidencias apuntan a que ni siquiera él sabe por qué me dejó, así que voy a dejar de torturarme y ya no le voy a dar más vueltas al asunto.

Sí, ya sé que dije lo mismo el post pasado, y el antepasado, y el pasado al antepasado. Yo espero que éste ya sea el último, porque pesar de que trato, por todos los medios posibles, de mantener una postura racional y estoica, aún me quedan reminiscencias de “pensamiento mágico”, ese pensamiento pendejo que me dice que se aparecerá mi Príncipe Pelón, digo, mi Príncipe Azul, y me dirá que reconoce que se equivocó, que fue un tonto y que se arrepiente de haberme mandado a volar, y que acepta que su sospecha de infidelidad es derivada de su inseguridad, la cual es tan grande como la de Ecatepec los sábados por la noche.

Sí, aún me quedan vestigios de ese pensamiento pendejo que me mantiene con la mente todavía nublada, esperando a que algo mágico e inesperado suceda. Enamoramiento, apendejamiento, embrutecimiento voluntario o como sea que se llame, ese pensamiento pendejo no deja nada bueno, pero como pueden ver no ha sido fácil erradicarlo del todo. Y es que de manera patética, fui educada por muchos años para alimentar a ese pensamiento pendejo y aún me quedan rastros de esto. Hasta donde recuerdo, todo comenzó a la edad de cinco años con mi deseo por un beso…


Por increíble que parezca, es Dulcinea del Rebozo, a los cinco años.


Así es, quería darle un beso a un niño muy atractivo. Cuando lo vi por primera vez me encantó, tenía algo, un "no sé qué, que qué sé yo, que quién sabe", y hasta pasado un tiempo pude definirlo: él era una fusión del aplomo y la valentía de Koji Kabuto con la guapura de Glen Lantz y tenía una expresión siniestra, de esas expresiones faciales que te invitan a hacer cosas malas y prohibidas… o al menos eso era lo que yo interpretaba con esa mirada que me invitaba a pecar. Era él: Luis Alberto Andrade Vega (sí, lo pongo completo, a ver si alguno de los lectores lo conoce o si el wey se busca en google, y le sale este blog… igual y se anima y se me hace). Sí, Luis el ícono de esa sensación que tenía a tan tierna edad y de los deseos casi irresistibles de robar un beso… yo solo quería un beso, un pinche beso y ya… porque el niño se me hacía guapo.


Viendo las cosas en retrospectiva, considero que lo que sentía era una atracción natural producto de mi precocidad, misma que de haberse encauzado inteligentemente por parte de las personas que se encargaban de mi cuidado y educación, hubiera fructificado años más tarde en algo más productivo que una loca tacaña traumada que escribe un blog para ventanear sus conflictos existenciales y ahorrarse el costo de un psicólogo (Flor estoy en quiebra, dame chance)… de haber sido bien encauzada mi precocidad, tal vez hubiera podido ser astronauta o por lo menos tener una licenciatura respetable en el área de ingeniería, química, biología, física o matemáticas. Puede que no sea tarde para lograrlo, ya que de acuerdo a Rhonda Byrne y Karime Macías,  eso de ser astronauta se puede conseguir teniendo mucha fe y haciendo muchas planas de: sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta; sí, merezco ser astronauta…






En efecto, aquí en esta etapa de mi vida, es donde recuerdo de manera consciente que se formó ese esquema de pensamiento pendejo que tenemos muchas mujeres, esquema contra el que algunas, no todas, luchamos incansablemente para erradicar. Me refiero a este pensamiento como un “pensamiento mágico”, porque en mi ilusión de la niñez (la ilusión es normal en la niñez, ya luego es adormecimiento mental = apendejamiento voluntario), me enseñaron a crear expectativas alrededor de un evento factible, pero estadísticamente improbable. Y es porque en mi simplicidad infantil a la tierna edad de cinco años, no tenía como objetivo un “casarnos y vivir felices por siempre”… la realidad es que a esa edad yo solo quería robarle un beso … y un arrimón.

En un corto periodo de tiempo, pasé del deseo por un simple beso, a imaginarme una vida perfecta al lado del que sería mi gran amor, mi media naranja, el dueño de mi corazón y de mis quincenas, el príncipe azul que llegaría a salvarme de la torre del castillo: modelo de hombre perfecto y padre de mis hijos.

Claro que suena tan ridículo como se lee, y de tan ridículo que se escribe hasta me dieron ñañaras y una tremenda comezón en las plumas, porque hoy en día, estimados lectores, estoy bastante peludita como para enfocarme en pendejadas, en la "magia" de ese "pensamiento pendejo" que implica fantasías y situaciones fuera de la realidad, pero coincidentes con nuestras ilusiones interiores… Y a la fecha sigo ilusionada con que el Pelón regrese… saaaaaabe. Uff, si estaré pendeja, ya tengo que decirle adiós...

                                    




Esto del pensamiento pendejo comenzó con el mero deseo de besar a Luis por el simple hecho de que me parecía atractivo, pero para lograr eso, para besarlo, tenía que pasar por un burocrático trámite. Y ahí en ese “burocrático trámite” fue que comencé a crear "fucking expectativas de shit", porque me dijeron que así es como funciona el mundo: resulta que de acuerdo a los esquemas sociales primero tenía que casarme con él, pero al planear los detalles de éste maléfico plan, para poder primero casarme con él, era necesario que yo le gustara, y para que yo le gustara no sabía que carajos hacer. Caray, yo ni siquiera conocía al tipo, sólo me parecía atractivo y quería robarle un beso… pero de acuerdo a los esquemas socioculturales enseñados por esa Honorable y Sacrosanta Institución que es mi familia con el “diseño original”, primero TENIA que casarme con él.



Ese “tenía qué”, me marcó durante una etapa larga en mi vida. Porque aunque a los cinco años yo solo quería tocar con mis húmedos labios los suyos (sí, tenía cinco años, reconozco que fui muy precoz), cuando externé éste deseo ante los adultos que me rodeaban, se me aclaró que no era correcto que a mi tierna edad tuviera ese tipo de pensamientos pecaminosos… carajo, yo solo quería un beso… y arrinconarlo para aplastarlo contra la pared, en un arrebato de cosquillas pélvicas … pero de eso a entablar una “relación” y comprometerme a serle fiel en la salud y la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, hasta que la muerte nos separe… uta, hay un abismo. Sin embargo "Tenía qué” casarme primero con él, para después poder besarlo y hacerle lo que a mi cochambrosa imaginación de cinco años se le ocurriera.

Así que con este esquema, a mis tiernos cinco años, y con mi imaginación desbordada, planifiqué, imaginé e idealicé todo un suceso nupcial alrededor de la expectativa de solo… besarlo.

Sí, lo repito y lo vomito: suena bastante estúpido, pero en ese entonces yo solo tenía cinco años, confiaba en que los adultos que me rodeaban me enseñaran cómo funciona el mundo, y estaba empecinada en besar a ese wey. Fue tanta la influencia del entorno que de verdad fantasee con una pinche boda, solo para llegar al punto de: "ahora puede besar a la novia" 

Me di cuenta desde entonces, que los niños la tenían más fácil: simplemente llegaban y robaban un beso. Pero, ¿una niña haciendo eso? diosbenditonoslibre, qué modales son esos!!!

Pídele a dios… pídele a la vírgen… haz las cosas bien y tendrás tu recompensa, compórtate como una dama y encontrarás el amor verdadero… si repites el nombre de tu amor e invocas al rayo de luz, y te rocías con la loción “ven a mi”, en tres días tu amor estará a tus pies … ¿de dónde rayos salen éstas ideas estúpidas? … pues de las mujeres supersticiosas que me rodeaban, de aquellas que bajo el esquema de pensamiento mágico que nos inculcaron, intentaban bajo todos estos medios estúpidos de “atraer el amor” y encontrar marido.



Sospechaba que jamás funcionaría, pero me parecía divertido jugar a ser bruja y pintar con gis estrellas de cinco picos en el suelo del cuarto de mi abuelita... años más tarde me acusarían de simpatizar con el satanismo, lo cual me daba mucha risa que les asustara y me hacía sentir más lista que los demás, porque en realidad no creía en esa basura.



A veces me imagino que aunque traté de racionalizar el asunto, este esquema mágico de pensamiento, por la insistencia de la gente que me rodeaba, se fue filtrando por entre las cisuras de mi corteza orbitofrontal, así como se le escurre la nieve a mis brownies, ¿exagero? pícale aquí y entérate.  Esto tiene que ver con lo que yo llamo  las “fucking expectativas de shit”, mismas que ya he mencionado previamente ... aunque también "lavado cerebral progresivo", es otro nombre que podía definir este proceso.


Pasó el tiempo, llegué a tercero de primaria, y de ser la niña precoz con ganas de besar a un chico, pasé a volverme tímida e insegura y jamás me atreví a algo más allá de solo mirarlo. Creo que únicamente en tres ocasiones crucé palabras con él: 
–me das permiso de pasar? 
–tu mochila la tiene Emmanuel
–si, ya abrieron la cooperativa    … ufff, romanticismo puro y duro.


Emmy, ¿no te parecía más sensato hablarle para entablar una amistad? Si, pero no podía hacer eso, porque una pequeña dama no anda de ofrecida…

“que ellos te rueguen, porque tienes que darte a desear” –mi madre, siempre.

            

Lo más deprimente del caso es que en vista de que no podía entablar comunicación directa con él (porque de acuerdo a mi madre “a los hombres no les gustan las rogonas”), pasé mucho tiempo llenando en secreto planas de cuaderno con su nombre, corazones y flechitas, invocando su atención como si se tratara de una fórmula mágica. La obsesión con Luis no se volvió patológica, (obsesión patológica si le hubiera dado "agua de calzón"), pero todo esto fue molesto porque gasté mucho tiempo en escribir planas y planas que no me sirvieron para nada, mas que para darme dolores de mano. Me lamento por eso, porque en lugar de perder el tiempo en todos esos rituales absurdos pude haberle pedido directamente que me enseñara a dibujar, actividad en la que destacaba notablemente, o practicar algún pasatiempo que los dos tuviéramos en común, para convivir un rato y luego robarle un beso. Pero la realidad es otra: durante esa época solo me dediqué a llenar mi cabeza de fantasías e ideas estúpidas sobre el futuro deseado.



Unos pocos años más adelante al razonar estos procesos evidentemente fantasiosos y cuestionar su utilidad, comencé a criticarlos. Sin embargo la influencia del entorno es bastante abrumadora, al punto tal de que a la fecha hay gente a mi alrededor, y de mi edad, que habitualmente gasta tiempo en realizar rituales para que ocurran milagros con la esperanza de que éstos les mejoren la vida. Siendo una niña, y con las imposiciones del entorno, fue difícil enfrentarme a estas costumbres, y lo peor es que conforme fui creciendo, de manera inconsciente y no tan inconsciente fui imponiéndome limites y trabas para lograr mis objetivos, al grado tal de realizar prácticas que hoy en día considero insanas y altamente nocivas... como por ejemplo desear el sufrimiento y vivirlo con abnegación.



La influencia del entorno sociocultural fue la que empujó a mi familia y los conocidos más allegados, a formarme bajo esos esquemas y costumbres arcaicas, propias de la edad de bronce… caray, solo faltaba que me pusieran un cinturón de castidad… cosa que no veían muy descabellada, porque mi precocidad era equiparable a la de los niños que le subían las faldas a las nenas para verles los calzones… y es que yo quería hacer lo mismo, (sí, subir faldas para ver calzones), pero por la misma influencia de mi familia, me fui moldeando y reprimiendo al grado tal de ser incapaz de reconocer mis propias emociones, aceptarlas y disfrutarlas. Esto fructificó en molestas e inoportunas explosiones anímicas y arrebatos de locura e incongruencia años más tarde, como por ejemplo una accidental sobreingesta de medicamentos, con escenario incluido y fondo musical.

Durante mucho tiempo, mis luchas internas han sido para librarme de estos esquemas, y aprender a aceptar de manera auténtica mis sentimientos, aficiones y deseos. Reconozco que es un proceso largo… que no tendría por qué ser tortuoso ni doloroso. Sin embargo lo es, porque he tenido que racionalizar mucho las circunstancias para llegar a verdades evidentes, por ejemplo que no me gusta encajar en el predeterminado prototipo femenino… y eso es tema para el siguiente post.

la rola del día... no pude haber escogido una mejor rola!!!






how could it have come to this? 

jueves, 22 de junio de 2017

La burra no era arisca


En medio de una catarsis, publicar lo que escribo es peligroso, (nota: para los que estudiaron en el Conalep, catarsis significa liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la mente o el equilibrio nervioso) y es peligroso porque ese proceso implica primeramente el reconocimiento de aquellas cosas que son favorables y las que no lo son, con el riesgo de confundirlas y terminar escribiendo un inmerecido homenaje a quien, en el recuento de los daños, resultó fracturar dolorosamente mi vida… espera, eso ya lo hice hace tres post. 



Me queda claro que no tengo ni puta idea del por qué disfruto escribir y ventanearme tan descaradamente. De lo que sí tengo idea es de que cada vez que escribo, una parte de mi alma se desprende como si fuera una purulenta costra y deja crecer piel nueva y sana en el fondo. Sí, es equiparable a una serpiente que muda de piel, pero no quería poner ese ejemplo para no verme más víbora de lo que ya soy. Emmyconda me dicen a veces. (Sospecho con todas mis fuerzas que soy de Slytherin)


Y es que el reconocimiento de todo aquello con lo cual me construí, implica tanto las partes buenas como las partes no tan buenas: las partes malas y cómo esto afecta a la gente que me rodea. Ya sé que soy impulsiva, bipolar, inestable, histérica, gritona, hipócrita, mentirosa, grosera, ofensiva, cínica, desgraciada, incongruente, egoísta mala gente, sin integridad, inmoral, deshonesta, indecente, sucia, obscena, impúdica, impropia, insolente, comodina, desfachatada, sinvergüenza, descocada, atrevida, puta, cobarde, indecorosa, inconveniente, escandalosa, entre otros adjetivos peores, pero reconocerme así me da el permiso de verle la parte amable al asunto y llegar a considerar que todas estas hermosas cualidades son como fortalezas que me permiten sobrevivir y salir adelante en lugar de estancarme y quedarme inmóvil… sí, reconozco que soy así y hay razones para que no niegue que soy así: soy yo, y soy lo único que tengo en esta vida… mucho tiempo lo quise ocultar, pero tarde o temprano se me salía el cobre, y bien cabrón.

Éstas peculiares características no son el ideal de las cualidades que buscamos que tengan las personas que involucramos en nuestra vida, o sea, los cuates o nuestra parejita (la familia ya está involucrada, pero conservarla no es a huevo). Sin embargo, en mayor o menor medida todos tenemos un mucho o un poco de esto que menciono, la diferencia es que hay quienes viven en un estado total de autonegación y en su terquedad piensan que son magníficos, perfectos, insuperables y que merecen todo el amor y la atención de la gente. Cretinos, les llaman, y algunos están pelones.

Por este motivo, por sacar el cobre, es difícil que alguien llegue a considerarme como una pareja adecuada para una relación estable, y no es porque tenga "a full" todas éstas características indeseables, (caray, en mayor o menor medida tod@s somos así), sino porque la mayoría de las personas comunes y corrientes buscan una relación perfecta de color de rosa (de acuerdo a los esquemas sociales), y que éstas expectativas se cumplan con alguien que saca el cobre en los momentos mas inoportunos, nomás no se pinches puede. La realidad es que "nunca voy a brillar en sociedad", y es porque la sociedad es cretina porque la gente busca sentirse bien a costa de señalar, ridiculizar, juzgar los defectos de otros para crucificar a los que son diferentes y sentirse superior con esto… lo cretino se puede quitar, pero hay a quienes les nos gusta vivir siendo cretinos. 



Yo era buena onda, obediente, sumisa, toda amor y toda dulzura, pero me chingué la rodilla, es decir, la burra no era arisca: los palos la hicieron. Si, los palos: a lo largo de mi trayectoria amorosa, me he vuelto más desconfiada y culera. Y no es para menos, necesito un mecanismo de defensa que me pueda ayudar a sobrellevar todas esas decepciones consecutivas que se viven en una incipiente relación de pareja, ya luego si las cosas salen mal, (siempre saldrán mal) la relación se volverá una lenta transición de Principe a Vaca, y posteriormente se convertirá en una enfermiza reciprocidad de chingadera tras chingadera. 



Lo que me decepciona es que estando en pareja se pueden resolver y superar estas desavenencias, aprendiendo uno del otro, retroalimentando con mucha comunicación, comprensión y cariño... solo si AMBOS están dispuestos, las relaciones de pareja no solo se tratan de las necesidades de uno...che puto.

Así es, estimado lector, después de todo este tiempo regresé nuevamente a la fase Ira-Enojo–Cólera-Emputamiento, en el modelo Kubler Ross de las etapas del duelo de mi corazón. 



Ha sido complicado para mí a lo largo de mis, ya 36 años de existencia en este mundo, encontrarme con una persona que desee involucrarse y hacerme cómplice en las locuras de la vida para volverlas locuras nuestras en conjunto. Socialmente se nos condiciona a estar preparados para permanecer en una relación con una especie de pacto o contrato social que limita nuestras libertades y nos obliga a aparentar para encajar en una expectativa diseñada para el control, para ceder nuestra individualidad y garantizar la paz sin perjudicar a alguien. El problema es que en este proceso, que en apariencia es sano, nos vemos realmente obligados a anularnos a nosotros mismos en pro del “bien común”. Y con esto… ¿no sería mejor ser auténticos y respetar nuestras individualidades sin perjudicar a nadie, ni generar expectativas ni negarnos a nosotros mismos? Lo que quiero decir es: si tú quieres y yo quiero, si tú tienes con qué y yo tengo por dónde, si ambos queremos lo mismo, ¿para qué fingir y aparentar?, ¿para qué despojarnos de nuestra individualidad?...pero que loca estás!! Ah sí, se me olvidaba que parte de éste contrato tácito es joderle la vida a quienes nos salimos del retrógrado esquema social, tachándonos de inadaptados, sociópatas y hasta satánicos, y es por eso que fingimos y aparentamos. No quisiera fingir que soy una niña buena, porque soy como el demonio... y por eso precisamente "nunca brillaré en sociedad".

Ya llegó un momento en mi vida en el que ya no quiero reprimirme, cuando me digo NO a mi misma en automático me rebelo, protesto y me opongo, creando con ésto un problema conmigo misma... lo irónico es que ni siquiera afecto a las personas: no me gusta golpear, aventar, agredir... me da flojera. Es simplemente que la gente se molesta cuando expreso lo que pienso y hago comentarios crudos. Y si la gente se molesta, no es problema mío, es asunto de ellos. Por lo anterior, ya no lucho contra mi, ahora solo me dejo llevar y fluir... eventualmente lo comprenderé o lo asimilaré y tal vez mi inconformidad se vaya o se arregle... y tal vez las personas que se molestan por lo que digo y lo que pienso, se vayan o se arreglen.



Ser sinceros en relación a nuestros deseos, necesidades e inquietudes, implica poder libremente ser reales sin sentirnos juzgados ni señalados (aunque la gente nos juzgue y nos señale). Ser sinceros permite llegar al grado de amar de verdad, sin condiciones ni chantajes. Suena utópico, pero eso es lo que me gustaría tener en una relación de pareja: total complicidad sin culpabilidad ni chantajes... y eso no se logra de un día para otro... solo con el tiempo y la evolución contínua.

La autenticidad evita el engaño, la mentira, la traición y el sufrimiento: no conozco peor sentimiento que el de aferrarse a aquello a lo que estamos apegados aún cuando esto signifique un profundo daño en el alma y la negación voluntaria de nuestros deseos, sentimientos y capacidades.

Ésta autenticidad asegura un ingrediente que debería tener toda relación: confianza, pero en ocasiones es inevitable jugar a sujetarse a la norma social y ejercer el yugo opresor del dominio… por puro placer del pinche poder: ¿a dónde vas? ¿a qué hora llegas? con sus correspondientes 48 llamadas perdidas en el celular. Y aquí me surge una reflexión… ¿por qué en determinadas etapas de mi vida me permito ser dominada? Sí, así como lo lees, y ésta dominación no tiene que ver con que me encante el shibari, bueno en parte sí, pero éste es tema para otro post.



Como te decía, a veces me permito ser dominada, pero incongruentemente, hasta en la dominación prefiero ser quien domine la dominación: osea, por mis huevos voluntariamente y por iniciativa reporto lo que hago, dejo evidencia y constancia de fidelidad y compromiso, doy mis contraseñas y me vuelvo completamente transparente en cómo actúo. Que haya quien suponga que lo hago como remordimiento de consciencia y como una explicación no pedida, es muy su apreciación desde su punto de vista, sus experiencias y sus proyecciones, y lo que piensen con respecto a mí no es mi pedo. Y es que, carajo!!, hasta eso está mal visto:  ser así de transparente. Y eso que socialmente se ensalzan los valores de honestidad y confianza… pero de manera hipócrita, porque luego si hablamos con la verdad somos juzgados, crucificados y señalados de locos.

Brindé fidelidad incondicional durante toda la vida de ésta última relación... y quien tenga evidencias de lo contrario, que las muestre. Iré por café y galletas para esperar eternamente sentada a que eso pase.

Retomando el tema: para encajar en el entorno social nos obligamos a aparentar y engañar. Nos educamos en la hipocresía y la mentira en pro del bien común… patético, pero a veces necesario: no voy a andar blasfemando a cualquier hora ni en cualquier momento, una cosa es que me la pase blasfemando y otra que la gente no me tolere porque saben que blasfemo, aunque no blasfeme frente a ellos. (ejemplo de blasfemia? decir que me gusta la almeja).

Me enferma aparentar, NOS enferma aparentar y fingir lo que no somos para encajar en el entorno… por eso me siento feliz al lado de la gente que me acepta y me quiere con todo lo que soy y lo que implica ser así… ¿quiere esto decir que todo el tiempo me voy a portar como una cínica bruja? No prometo nada, es muy posible que suceda. ¿y qué pasa cuando mi comportamiento afecta a la gente que me rodea?, ah pues cuando eso sucede, si yo no me doy por enterada de cómo está afectando mi comportamiento al entorno, terminan por mandarme olímpicamente a la chingada y yo me quedo con cara de what. ¿Y si llega alguien a mi vida que quiera que crezcamos juntos y para mejorar mis reacciones me brinda retroalimentación? Me doy con lo de la retroalimentación, siempre y cuando la alimentación sea de camote… y con cariño.

Prometer que voy a cambiar para agradarle a los demás es engañarme a mí misma, pero, ¿acaso no he cambiado y sigo siendo la misma de siempre?, no, a veces soy más bruja y cínica que de costumbre, y a veces soy todo amor y ternura. ¿y de que depende eso? No depende de los deseos de la gente que me rodea, así que ahórrense sus berrinches. Cambiar depende de uno mismo, y en esto tiene mucho que ver la inteligencia de cada persona, porque sería una total y completa estupidez seguir en lo mismo cuando vemos que el entorno ha cambiado… el problema es que a veces soy muy estúpida y necesito que alguien me lo haga saber.

Voy a ser una bruja toda la vida? seguramente no, aunque en este momento de mi vida estoy haciendo demasiado escándalo y berrinche, no es un hecho que vaya a ser así por siempre: una vez que libere lo que me motiva a hacer escándalo y berrinche, lo dejaré ir y ese vacío será llenado con cosas más… decentes.



Estar en una relación de pareja implica la participación de ambas personas que desean lograr un objetivo en común, y para que la relación permanezca saludable lo mejor es tener confianza, retroalimentación, sinceridad, complicidad, sexo, disposición a la mejora continua, apoyo, sexo, cariño, comprensión, sexo, comunicación, respeto, sexo, y mucha capacidad de negociación, entre otras cosas… y para que funcione debo empezar por mí. Emmy, ¿quieres ser mi novia? Haré mi parte, y trabajaré duro para ser yo misma, crezcamos juntas en el amor propio.

Y es que con estas expectativas, lo mejor será dejar que las cosas fluyan, estar relax, reconstruirme sin tratar de “quedar bien”, no vivir una vida con alguien a costa de mi felicidad ni de mis necesidades, ni de la felicidad de alguien más, ni de las necesidades de alguien más… uff, con esto, lo único que se me ocurre es que el único procedimiento viable para poder tener una relación de compromiso, única y duradera será cometer un crimen en pareja.

La rola de hoy... ahhh, te amo Beth Ditto!!



jueves, 15 de junio de 2017

Sepultado en el Panteón

La mañana del viernes 9 de junio,  tuve otra de mis espontáneas epifanías, como la pinche bruja que soy, mientras me odiaba frente al espejo después de mis abluciones matutinas. Entre el hastío godinezco, mi cabeza llena de dudas, el corazón roto y el útero sangrante, no alcazaba a describir ese sentimiento que me abrumaba y me provocaba unas inmensas ganas de salir corriendo lejos, pero ¿a dónde.?  Ya instalada en mi casa, y con la plena intención de por fin establecerme permanentemente en mi espacio y mi hogar (pero sin la energía que esto implica), tenía que dar un paso más para reconocer que necesito conectarme nuevamente con la aceptación de mis necesidades, mis capacidades, mis debilidades y mis prejuicios… sí, mis prejuicios. Porque no podré evolucionar ascendentemente en mi vida si primero no me quito de "pajas mentales" y hago "cambios radicales" libres de los prejuicios que me he establecido como autosabotajes para mi crecimiento. Y es que esta parte es la más difícil de enfrentar, hasta por eso dicen los gurús del coaching de superación personal que: “una vez que has reconocido el problema, tienes ganado un gran porcentaje de la solución”. El problema es que mi problema soy yo, porque hay momentos en que me veo a mi misma como un indefenso ser vulnerable.


“Cambios radicales libres de prejuicios” es una frase que suena muy filosófica y bastante prometedora, porque así es y debe ser, ahora sólo necesitaba una excusa  para acelerar sabiendo que me iba a estrellar… y ahí estaba la excusa en forma de notificación del Facebook, salida como por obra de satán: Panteón Rococó en León.

Me imaginé salir corriendo entre el slam, los gritos, cantando y bailando con … Cilantro, cual vil bruja para sepultarlo en el panteón: que comiencen las hostilidades…

Aún y con el paliacate, me reconocerían por el tatuaje en la espalda.
Fue allá por el 2001, cuando estudiaba en la universidad, y ya no vivía en casa de mis papás, que la primera vez que me dí permiso de cantar a todo pulmón “La dosis perfecta”, fue en el departamento del Sol y La Luna: la morada de Raquel, una compañera de la universidad, que estando casada y con dos hijas no había perdido el espíritu fiestero y me instaba a salir de mi eterna caracterización de Morticia aún en verano. Y es porque, aunque sea difícil de creer, yo era de esas vampiras góticas que a dos grados de un chingo de cervezas y un montón de sombrerudos tirando fiesta, vestía de negro… y de manga larga.

En ese entonces, mi hermano (el de sangre), cantaba mucho las rolas del cd “a la izquierda de la tierra”, la segunda producción discográfica de la banda que yo, aunque simpatizante del Cilantro y de la Maldita Vecindad,  criticaba acérrimamente debido a que enjuiciaba  a todos sus escuchas como “grafiteros mugrosos revoltosos desubicados y vándalos”… como mi hermano el de sangre (te amo carnal).



Así que desde la profundidad de mi negro y frío corazón, me negaba rotundamente a aceptar que las rolas estaban bien cheeedas y que se me movía el culo cada vez que las escuchaba.

Pasaron los años, y cuando me dejó La Vaca, (una de mis siniestras influencias dark), mi corazón sanó y mi apertura musical se extendió al igual que mi gusto por recorrer la costa michoacana, conversar con autodefensas y acampar en Maruata. Así que comencé a tomarle un gusto especial a todo aquello que sonara como Ska y que oliera a …Cilantro.



Esa forma tan tuya de hacer el amor y estallar al llegar
No, no puedo aceptar que hoy te vayas
Que me debes un cuarto de mil batallas
Y cobrarme yo no quiero yo no quiero cobrarme
Solo quiero que tú te quedes aquí, yeah yeah yeah

Ya en mi desubicación anterior, o sea cinco años atrás, también exterminé algunas polillas cerebrales y prejuicios, para caer en otro peculiar lugar: en un baile de La Arrolladora Banda El Limón De René Camacho… y si lo dudas, pícale aquí: la-banda-del-limon-arrollado

A ver, aguanta, ¿es en serio que vas a ir a Panteón Rococó?, y ¿con quién?

A diferencia de la vez pasada, que fui convencida de ver a la Arrolladora por mis ex compañeras de escuela que querían que las acompañara, en esta ocasión que me sentía por completo insegura y perdida (como siempre), es decir que aún afloraban mis miedos e incertidumbres (como siempre),  no quise proponer una invitación en especial porque la realidad es que me ilusionaba ir a echar desmadre con una sola persona… pero no quería que me dijera que no… ni que pensara que soy demasiado alocada y descontrolada, y que me crucificara debido a mi peculiar gusto por el … Cilantro.
Quiero que vengas y desnudes éste cuerpo
quiero que vengas y desnudes ésta alma
tenerte aquí entre mis brazos,
verte de nuevo y hacerte el amor...

Así que voluntariamente, para evitar romperme más el corazón, decidí acudir sola, como la bruja loca que soy.

La música, como el amor, es mejor en vivo.

Ya voy mejorando, avancé de La Arrolladora a Panteón Rococó, y en esta ocasión,  el acercamiento musical como parte del proceso curativo de mi alma, emergió de una manera muy peculiar y encontró una afinidad revolucionaria con Panteón Rococó: el ska siempre se ha caracterizado  por tener actitud de protesta y ser insignia de réplica al manipulador discurso político… ya sé que eso para algunos de ustedes puede sonar muy “chairo”, pero precisamente por eso me atrevo a exponer que en la realidad política de este país, México, la gente ha sido manipulada, engañada y sometida con mentiras y deshonestidades, con despensas y tortas de jamón de extraña procedencia, y que parte de la responsabilidad de ésto es que la gente en su apatía, en su ignorancia, producto de la subordinación religiosa y cultural, se ha permitido vivir en la carestía y con la transgresión de sus derechos y oportunidades.

La propuesta de la banda, surge desde la necesidad auténtica de sus integrantes por encontrar espacios justos y equitativos de expresión, de lucha contra la discriminación y a favor del pensamiento libre, del reconocimiento de su dignidad y con la honestidad que implica manejar su colectivo de músicos desde la autogestión y autonomía... exactamente como lo que estoy necesitando en estos momentos en mi vida.  

Ska, Punk, Cumbia, Rock, Reggae y hardcore mezclados en un solo concepto: Panteón Rococó es una banda que combina lo mejor de todos esos géneros y que con sus canciones acierta a la realidad de muchas personas que como yo, vivimos en una etapa de inquietud eterna y cambio perpetuo, de inconformidad y de afán de comprensión del entorno social, creando con el corazón y mucha honestidad letras con las que todos nos podemos sentir identificados: los sucesos cotidianos, las dificultades económicas, las injusticias sociales, los corazones rotos, la incertidumbre emocional, la fiesta, el desmadre y la exigencia de respeto a nuestros derechos humanos.

EZLN y una estrella roja... De Iztapalakra para el mundo: Panteón Rococó (sí, es que también son de Iztapalapa)

Claramente revolucionarios, se propusieron avanzar desde la perspectiva de salir adelante con sus medios y de manera independiente,  con organización y mucho esfuerzo: como el claro ejemplo del EZLN… no, no estoy ensalzando el socialismo: cuestiono el capitalismo neoliberal y pugno por el reconocimiento de una democracia que vaya acorde a la complejidad de nuestra sociedad y del derecho que tenemos como ciudadanos a construir nuestro gobierno desde la perspectiva de la laicidad, la libertad y el respeto. Y es que en efecto, el hilo se rompe por lo más delgado, y cuando ya no te queda nada por perder, sales a luchar enérgicamente para conseguir lo que no tienes, a gritar las injusticias y a exigir lo que te corresponde, y es que hay muchas cosas que sencillamente… no se valen, wey.

Slam, gritos y… cilantro: viví una catarsis muy necesaria en este momento de mi vida, corrí, grité, empujé, corrí otra vez, me caí, me levantaron, terminé golpeada y abrazando a desconocidas que tenían un dolor en el alma igual al mío y que se reflejaba en cada nota:


Finge que soy importante
que soy todo para ti
finge que me quieres mucho
que conmigo eres feliz
finge que soñamos juntos
con estrellas sobre el mar

Lo bueno, es que todo líquido que me aventaron estaba frío.

De Panteón Rococó Luis Román Ibarra "Dr. Shenka" y de Kanela Zónika,
mi estimadísimo carnal (pero no de sangre) Hazael Viveros "Caifán"
En el pasado, en algún momento llegué a preguntarme en mi indolencia y apatía, si acaso tenía sentido confrontar al sistema por medio de la música. (Mi mamá me abofeteó cuando me escuchó cantar canciones de "La Cuca.") Y sí tiene sentido, porque de entrada, se llama la atención de la gente y de manera espontánea surgen las inquietudes.

La música, como expresión cultural es idónea para planear dudas, para criticar, para señalar lo que está mal en esta sociedad donde cuestionar es satanizado.

En aquél entonces, sometida por mi núcleo familiar, no podía siquiera exponer una crítica en un señalamiento que fuera en contra de los cánones que me fueron impuestos para la vida: ser sumisa, correcta, obediente, ir a misa, confesarse, jamás replicar, no opinar algo en contra, evitar criticar, evitar cuestionar, casarme, servir al marido y simplemente formar parte del engranaje social que nos mantiene quietos, callados y en un conformismo e indiferencia total.

Hoy en día no puedo verme así, y es que sencillamente no encajo en el prototipo de mujer tradicional, y esto no significa que siempre sea inquieta, alocada, insurrecta y subversiva, solo lo soy cuando mi sentido de justicia ha sido transgredido, porque hay días en los que sencillamente me niego a ser catalogada como un ente despreciable solo porque hago cosas que muchos hacen comúnmente sin ser señalados ni marginados: salir sin compañía, vivir sola, tener autosuficiencia económica, decir que no, exponer mis gustos y necesidades, exigir que se me trate con equidad y no con condescendencia.

Procuro ser transparente, y cada día me voy despojando de más miedos, pero al mismo tiempo no dejo de ser cautelosa y de reconocer que debo luchar arduamente por conseguir llegar y permanecer en el lugar que deseo estar y hacerle entender a algunos que independientemente de mi ideología y mi apariencia, cuando digo NO, es NO.
ahogué al fantasma de la incongruencia
sé que no es fácil, a veces cuesta
los muros caen y tú los levantas
aquí hay vida, digo, aquí hay fuerza.
Tomé la bandera que tu abandonaste
salí a la calle y tú te quedaste
así es mi vida, dime qué tú piensas
mi mundo y tu mundo en un solo espacio

Al final, sé que tengo un largo camino por recorrer… literalmente, ya que a la salida del evento tuve que irme caminando a casa, a la una de la mañana. Claro que no faltaron los curiosos que quisieron importunarme al ver que caminaba sola. Comprendo que en esta cultura hay que ser una mujer muy firme para hacerle entender a algunos que al igual que ellos, deseo caminar sin ser molestada, insultada, ni perseguida, y que no es mi obligación agradecer opiniones sobre lo entallado de mi pantalón o el tamaño de mis nalgas…así que durante el trayecto en dos ocasiones, mientras hacía un puño con mi mano, de mis labios salieron firmemente cuatro palabras: bájale de huevos, puto.   

Por mi situación estoy consciente de algo: que tal vez un día no regrese a mi hogar con mi integridad intacta, o tal vez ni regrese… pero no estoy dispuesta a vivir con miedo eternamente, cerrar la boca y doblar las manos. De antemano sé que si un día encuentran mi cadáver embolsado, las noticias dirán que fui una loca sin marido, que salía sola, de noche, con un pantalón entallado, una blusa sin mangas y que olía a… Cilantro. Y que me hayan violentado fue mi responsabilidad por no quedarme en casa encerrada, como se espera que se quede “buena mujer.”  Aunque no sea una delincuente ni moleste a nadie, si no regreso con vida a casa será “mi culpa” por parecer una pinche bruja.


La rola de Hoy…



Un amigo me ha pedido que le cuente...

jueves, 8 de junio de 2017

El cereal se come con amor

Si hay algo que me fastidia, es hablar de amor. Sin embargo en estos días es para mí inevitable tocar el tema, no porque tenga el corazón roto… bueno, sí tengo el corazón roto, (se siente re – gacho que a una la manden a la chingada), pero no toco el tema por eso, sino porque hoy estoy en día 27 y tengo SPM… no, no es Su Puta Madre, es Síndrome Pre Menstrual… y por lo tanto estoy susceptible. No me gusta quedarme esperando por amor…




Ojalá eso del amor fuera tan fácil como las matemáticas, (porque hasta el Teorema de Femat se puede demostrar), sin embargo es una total complicación tener una relación de pareja… al menos conmigo. Y es que cómo ya lo dije antes: “es difícil para mí convivir conmigo misma, y como apenas puedo con mi vida, mis condiciones,  mis traumas, mis complejos, lo último que podía hacer era empujar a alguien más para que saliera adelante con su vida, sus traumas y sus complejos”




Y es que es difícil amar a alguien de la manera en la que esa persona espera ser amada, y más difícil aún si ese ser amado no expresa abiertamente de qué manera le gustaría que le amaran. Y es por ese pequeño problema de comunicación asertiva que las “foquin expectativas de shit”, hacen de las suyas destruyéndolo todo a su paso.

Tal vez tengo una expectativa muy alta del amor, y no es para menos: se trata de mi vida y de lo que deseo dar y obtener para estar bien, pero al mismo tiempo también se trata de no ser egoísta y compartir para el bienestar del otro, pero ¿hasta qué punto es sano compartir y ceder para el bienestar del otro?




Aquí es donde vienen las confusiones y los malos entendidos, porque hasta el empeño por mejorar la calidad de la relación puede resultar contraproducente si los esfuerzos no se dirigen a un objetivo claro y específico… ya sé que eso suena muy técnico, así que trataré de explicarlo con una parábola: y=ax2+bx+c … aunque no lo creas, será más fácil para mí explicarte lo anterior graficando la función cuadrática que tratar de ejemplificar parte del comportamiento humano en una relación de pareja, pero ahí voy:

“Había una vez…” perdón, no pude evitar comenzar la parábola con esa frase.
Dos personas: Alex y Francis, sí, personas  sin especificar si son hombres o mujeres… por aquello de las relaciones igualitarias, (¿o preferirías Sacramento y Asunción para no ser malinchistas?), se conocen y se dan cuenta que les agrada estar en mutua compañía, así que pasa el tiempo y poco a poco, entre el ir y venir diario, las llamadas ridículas (cuelga tú, no tú primero), los mensajitos que alegran el día (hola, vi algo bonito y me acordé de ti <3 <3<3),  y los detalles lindos, se dan cuenta de que desean pasar más tiempo en convivencia y deciden cohabitar.

Tomar la decisión de vivir en la misma casa me pone la piel chinita, y es que solo de pensar que voy a ocupar un espacio, un territorio al que no estoy acostumbrada, o que alguien más va a ocupar mi territorio, me da pánico… porque así se pueden dar cuenta de lo loca que estoy!



Una vez que deciden cohabitar, y en el frenesí del océano de posibilidades que esto implica (sexo en la ducha, en la sala, en la cocina, en todos lados y a todas horas), ambas personas comienzan a poner todo lo que está de su parte para tener una relación cachonda, sana y armónica.

Un día, al hacer las compras en el súper, Francis recuerda que en alguna platica del año '68, Alex comentó en el momento del desayuno,  que prefería el Corn Flakes a los cereales dulces, y éste comentario se guardó en la memoria de Francis. Tú sabes, cuando uno anda ligando se fija hasta en esos detalles ridículos que menciona el bien amado. Pues total que Francis, en virtud de ese comentario, decide comprar Corn Flakes para Alex, sin consultarle, sin pedirle opinión. Y ¿para qué preguntarle? Si Alex mencionó que los prefería… lo que no recordó Francis es que en ese momento Alex estaba a dieta… y aún no tenían sexo.



Sin embargo, Alex solo mencionó la dieta como un pretexto, porque en realidad Alex quería restringir la cachondez que Francis le inspiraba, Alex sabía que el mismísmo Dr. John Harvey Kellogg, cual vil fanático religioso, había inventado los cereales de maíz deshidratados para luchar contra… el impulso sexual. En efecto  queridos lectores, esa famosa marca de cereal, que en más de alguna ocasión habrán consumido en el desayuno, fue creación de un mochofanático puritano, entusiasta activista contra la masturbación y dicho sea de paso, voyeurista clismafílico… y dicen que la enferma es una. (Sí, yo también me quedé con la boca abierta el día que me enteré. Si no sabes qué es “clismafilia”, búscalo en google… en una pestaña de incógnito, de preferencia). En fin, prosiguiendo...

Al llegar a casa, Francis le dice a Alex, con un brillo especial en los ojos y una enorme sonrisa:
-amor, mira, te compré tu cereal favorito con mucho amor, y con el último vale de despensa que me quedaba
-corazón, no te hubieras molestado
-no es molestia mi vida, sé que te gusta mucho, tu felicidad es mi felicidad, espero lo disfrutes…

Alex, quedó en estado de sorpresa y decepción, porque en aquél momento que mencionó la preferencia por el cereal, sólo lo hizo por quedar bien para ligarse a Francis. Y no le iba a decir el verdadero motivo por el cuál consumió cereal Corn Flakes de Kellogs durante un buen tiempo, así que decidió guardarse sus opiniones y consumir, muy a su pesar, las insípidas y aburridas hojuelas de maíz… aunque hubiera preferido Chocrispis o Zucaritas, o fruty lupis o algún otro cereal más dulce. Sin embargo, para no hacerla de pedo y no clavarse en una nimiedad, decide comer Corn Flakes en el desayuno… total, ya no necesitaba ni hacer dieta, ni aguantarse la cachondez, puesto que ahora, verse y tocarse las lonjas mutuamente, era algo romántico y muy sensual.

Pasados unos días, Alex casi agotaba por fin el paquete de desabridos  ”confleis”, pero para su sorpresa, Francis llegó del súper con otras 10 cajas del mismo cereal de sabor intratable… pero para no hacer una tormenta en un vaso de agua, Alex decide tragárselo en el desayuno muy a su pesar… sobre todo porque sabía que Francis lo compró con la mejor de las intenciones, y a costa de algunos gustos que no satisfizo por invertir en el cereal que consume su amorcito, además quería evitar problemas, porque de antemano sabía que si Francis se molestaba, no tendrían sexo ardiente y sucio.

Alex no sabía cómo explicarle a Francis que después de tantos años, sus gustos por el cereal habían cambiado, y que ahora le interesaba tener más cachondez que nunca, y sabía también que era muy probable que Francis no soportara la crítica, y mucho menos después de haber gastado una cantidad considerable de dinero para darle gusto. Así que, en vista de su falta de comunicación,  ausencia de asertividad y su exceso de cobardía, se le ocurrió una idea: acabarse el cereal a como diera lugar, para entonces ir al súper y comprar con su propio dinero un cereal más acorde a sus gustos, llevarlo a casa, decir que lo probó en una degustación de oferta, y que ahora es su favorito por encima de los ya tradicionales Corn Flakes…  Así que Alex, comenzó a consumir el cereal con desesperación, cual  “niño dios-picio” y como si tuviera un ataque de perra… de perra hambre. Y comía cereal en el desayuno, en la comida, en la cena, y hasta en la sopa. Así se acabaría más rápido el pinche cereal que ya hasta comía en sueños y pronto podría comprar su abastecimiento de cereales frutochocolatosos cargados de azúcar y en versiones de tigre, elefante, tucanes y hasta unicornios con bombones… soñaba ansiosamente con que llegara ese glorioso día. Pero resulta que Francis, en su afán por quedar bien con su “cariñito” se adelantó a la compra y abasteció la alacena con un convenio establecido con la Kellogs para tener cornflakes de por vida y en la puerta de su hogar... ya que supuso que a Alex le encantaba el cereal más que nunca, puesto que lo comía a todas horas, en todo lugar y con mucha desesperación.

Evidentemente, después de este hecho, Alex no tenía más que dos opciones: decirle a Francis que detestaba el cereal y aguantarse las consecuencias (posible restricción sexual como castigo), o aguantarse,  tragarse el cereal insípido y detestar encontrarse en esa situación (pero eso sí: con sexo)… así que ¿adivinen qué escogió Alex?… por supuesto, todos los días Alex consume resignadamente su cereal del Gallo Cornelio. (lo bueno para Alex es que no se le ocurrió desde un principio ponerse a dieta con All Bran )

Si ésto es con un puto cereal… ¿Qué será con las situaciones diarias a las que nos enfrentamos en pareja?  Tomar decisiones trascendentes como vivir juntos, comprar una casa, mudarse de ciudad, o lo que es peor… tener hijos. Y no estoy hablando de perrijos, sino de niños humanos, de esos que tienes que alimentar cada dos horas durante sus primeros meses de vida, llevarlos a la escuela y pagarles la universidad… da miedo.


El punto es que en el ejemplo,  ninguna de las dos personas tenía intención de lastimar en mal pedo, al contrario, ambas partes están dispuestas a participar… el problema es que no estaban dirigiendo sus esfuerzos y energías a objetivos claros y específicos, caray, que de haber tenido comunicación sin prejuicios nos la hubiéramos pasado más chido…digo se la hubieran pasado más chido.

La situación que ejemplifica  ésta burda parábola,  podría haberse resuelto favorablemente si ambas partes hubieran expresado sus deseos de manera clara y concisa, con mucha practicidad (con harrrrrrrta comunicación asertiva), y con la apertura a recibir retroalimentación (aclaro que el significado de "retroalimentación" NO es "comer por el culo"). Sin embargo no es tan fácil cuando inicias una relación porque quieres quedar bien (y la otra parte también), pasa el tiempo, dejas pasar las cosas, se convierte en costumbre, te habitúas a los sucesos, te abandonas en un afán por contribuir a mejorar las cosas (o simplemente por no hacer pedos), te callas, te resignas, y poco a poco vas sintiendo cómo se muere tu alma.




Si pudiera regresar el tiempo, sería más asertiva en la comunicación, hablaría sin miedos ni tapujos, pediría lo que me gusta, dónde me gusta y cómo me gusta y a la hora que me gusta, pediría opinión antes de tomar una decisión, y sobre todo, por encima de cualquier expectativa, aclararía dudas y en lo posible evitaría malos entendidos.  Parece muy simple, pero para mí es difícil, porque en ese tipo de negociaciones se pone al corazón de por medio, y lo que menos quiero es que me lo rompan (el corazón).




Si pudiera rescatar algo, me quedaría con la complicidad, con la picardía, con sus abrazos y besos espontáneos, con sus palabras y frases bonitas, con su afán por tomarme de la mano en todo momento, con su aliento en mi nuca cuando... duermo. Y si pudiera regresar el tiempo, abriría mi corazón y le diría todo eso que no quise decirle por miedo a ser lastimada en mi intimidad... tal vez hubiéramos podido rescatarnos, pero ésto me da la oportunidad de haber aprendido para iniciar algo nuevo con otro enfoque: uno más apegado a la realidad, uno donde pueda mostrarme como soy verdaderamente en mi faceta mas tierna, dedicada, romántica, vulnerable, psicópata, intensa, impulsiva, irreverente, ninfómana... a riesgo de que tanta honestidad tal vez me lleve a la ruina.




 ¿Por qué no se puede tenerlo todo? Y no, no estoy pidiendo una pareja con atractivos rasgos,  cabello rubio,  de ojos claros  y un buen cuerpo, ni tampoco alguien con mucho dinero, ni con coche nuevo y del año… a estas alturas de mi vida, solo deseo intimidad física e intelectual con alguien emocionalmente sano que me permita ser yo misma… con todo lo que conlleva. Ok Emmy, ¿los ojos claros los prefieres en azul o en verde? (jajajaja, ya sé, estadísticamente es más fácil encontrar modelos de pasarela que se fijen en mí, a una persona que me  deje ser yo misma)



En vista del (nulo) éxito obtenido, ahora puedo determinar que es más factible encontrar la solución a la Hipótesis de Riemann (y ganarme el millón de dólares que ofrece el instituto Clay), a resolver mi situación amorosa: soy más complicada que las matemáticas.



Lo que tengo que aprender, muy a mi pesar, es a soltar y dejar ir... y es que a veces lo extraño tanto que se me olvida que está mejor sin mi.




la rola de hoy...   
Here I am expecting just a little bit ...Too much from the wounded ...But I see through it all ...And see you.

...you don't see me at all