Hace como mil ochomil
años que no me sentía cruda de tequila, tal vez fue el tipo de tequila, porque
en general mi salud está bien. No cómo aquellos ayeres que me embriagaba sin cruda escuchando metal. Al día de hoy a parte de sentir que me falta el aire y la
fiera tos que me cargo desde hace una semana, estoy perfecta. Sospecho que mi recién
adquirida incapacidad para asimilar míseros 344 mililitros de Rancho Escondido se debe a mi fecha de
nacimiento. Por cierto, faltan 5 días para mi cumpleaños y ésto o ésto, o ésto, o ésto, es
lo que quiero, por si estaban con el pendiente.
"Frágil Masculinidad" Esaí Aldebarán Delgado González, Abril 2018. |
En otra época de mi
vida en medio de mi anterior relación, es decir del cotidiano aislamiento
antisocial impuesto, no me hubiera molestado no festejar mi cumpleaños por una
situación de pandemia porque no acostumbro celebrar mis cumpleaños, más bien los sufro.
Bueno, al día siguiente. Y es que a pesar de no acostumbrar hacer fiesta de
cumpleaños, por extrañas razones lejanas a mi voluntad y cercanas a las de mi
ex, siempre terminaba celebrando sola con una botella de Absolut azul, la
bebida que compro en ocasiones cuando voy a veces al super a surtir la despensa. (religiosamente cada quince días). El vodka no me da cruda, el sufrimiento era por las represalias. Hay gente a la que le molesta la felicidad o el disfrute de los demás. Nunca me regaló una botella... es más, nunca me regaló algo.
Creo que en todos los
hogares es vital la presencia del líquido desinfectante por excelencia, y como
en todos los hogares el mío no es la excepción porque el alcohol es muy útil y
necesario puesto que siempre habrá heridas que curar. Lo que no es necesario es estar rodeado de pretextos y personas para
disfrutar el alcohol. No es tan malo embriagarse en el sillón frente a la tele:
uno se evita arreglarse para salir, el acoso de los tipos que acosan, el pago del uber, la insistencia de los tipos que insisten en hablarme, la propina del mesero, la insistencia de los tipos que insisten en invitarme un trago, la larga fila para el baño y la insistencia de los tipos que insisten en hacerme plática en la fila del baño (tengo que aclarar cuales tipos, porque luego me reclaman "es que no todos somos así"). Para casos mas graves, receta de gas pimienta con alcohol aquí.
No estoy considerando evitar “hacer el ridículo como teporocha” al quedarme en casa a embriagarme porque Tito, Gato y Morgan son testigos de mis momentos más vergonzosos en estado etílico. Embriagarme sola es bonito porque un estado de imbecilidad autoinducido en solitario no tiene nefastas consecuencias sociales… siempre y cuando me quiten el Twitter.
Ya no siento la
emoción por cumplir años, y es lógico porque estar a meses de ser catalogada en
el sub conjunto de las “señora de las cuatro décadas”, es tan divertido como un
lunes sin drogas por la mañana. No me inspira, me aburre y lo siento como una
imposición. Sospecho que ese sentimiento de rechazo hacia mi adultez es porque los cuarenta años de la infancia son los más difíciles de sobrellevar, y la siguiente etapa requiere estabilidad mental, responsabilidad y compromiso,
pues estoy a un paso de convertirme en una adulta y enfrentar las consecuencias
que éste hecho acarrea: la obediencia y la sumisión.
No estoy considerando evitar “hacer el ridículo como teporocha” al quedarme en casa a embriagarme porque Tito, Gato y Morgan son testigos de mis momentos más vergonzosos en estado etílico. Embriagarme sola es bonito porque un estado de imbecilidad autoinducido en solitario no tiene nefastas consecuencias sociales… siempre y cuando me quiten el Twitter.
Ya me ví. |
En efecto, a pesar de
convertirnos en adultos funcionales con nuestras plenas capacidades, somos
sujetos a revisión porque las actitudes que tomemos estarán en el ojo de
observación de las personas que nos rodean, de los acosadores, de los metiches,
de los chismosos y sobre todo de los que disfrutan juzgar y señalar a los
demás. Además que vivimos en un sistema diseñado para la restricción. Y está
bien porque existimos muchas personas pendejas que necesitamos un conjunto de
reglas para conducirnos sin afectar a otros pendejos. Seguir las reglas es lo más sencillo y si las reglas
están apegadas a la realidad, funciona… no por nada existen los pokayokes, son, literalmente a prueba de pendejos. Todo es tan fácil como vivir y dejar vivir.
El problema es cuando
las reglas son incongruentes, cuando incentivan una conducta contraria a la que
pretenden regular. Mi papá sabe muy bien de eso: me prohibió terminantemente
profanar mi sagrado cuerpo de mujer católica y yo como alma que lleva el diablo
corrí a tatuarme y perforarme la lengua porque es mí cuerpo y es mí decisión. Y aunque yo ya lo tenía planeado, también me ordenó rezar el rosario en el velorio de mi difunta ex cuñada. Y no lo iba a hacer por mis güebos. Pero lo hice.
Las reglas y
disposiciones funcionan muy bien cuando se planean adecuadamente, son de
conocimiento general, se aplican rigurosamente y las personas saben las
consecuencias de la transgresión. La realidad es que en la práctica las reglas
muchas veces se establecen con un solo propósito, el máxime propósito para lo
cual el ser humano existe: para chingar.
En efecto, a veces pienso que el único motivo por lo cual estoy en esta vida es para estar chingando, para chingar y evitar que me chinguen porque soy una chingonería. Pero independientemente de los motivos particulares de nuestras existencias, una cosa sí es segura: el mundo es un lugar diseñado para chingarnos.
En efecto, a veces pienso que el único motivo por lo cual estoy en esta vida es para estar chingando, para chingar y evitar que me chinguen porque soy una chingonería. Pero independientemente de los motivos particulares de nuestras existencias, una cosa sí es segura: el mundo es un lugar diseñado para chingarnos.
Otra cosa es segura:
el confinamiento está sacando lo peor de las personas peores. Sospecho que en situaciones normales
las personas peores se controlan o se encuentran en un estado de apaciguamiento
en el cual se muestran inofensivas, pero con ésta contingencia al final terminan
actuando como animales salvajes enjaulados. Lo pior de lo peor de las personas
peores es cuando, para tratar de presumir su peoréz, las personas peores chingan
quedito: rapa tu cabeza para que no nos contagies, no trabajes aunque tu giro
sea escencial, usa tu cubrebocas aunque tu oficina esté cerrada y seas la única
persona dentro, si una persona es sorprendida en un desplazamiento no esencial e innecesario, será conminada por la policía y se registrará su actuar en una plataforma; si reincide, podrá hacerse acreedora a las máximas sanciones
administrativas, por no decir “si no usas cubrebocas te va a cargar la chingada”… y así.
Que existan muchos
adultos disfuncionales mayores de cuarenta años refuerza mi teoría: no estamos
preparados para la obediencia y la sumisión. Hay quienes sostenemos que existen derechos fundamentales que no deberían ser tocados, y hay quienes sostienen que sus creencias son más importantes que los derechos de las personas.
Lo bueno es que eso solo era en el sexenio pasado... |
Se me ocurre pensar
que tal vez nuestros líderes, como adultos que son, creen que no merecemos
la libertad que tenemos… igual que mi papá cuando yo ya no vivía en su casa y mi ex marido cuando él vivía en la mía. Pero yo sigo insistiendo que todo ésto se resuelve con
educación y empatía, teniendo un diálogo entre los líderes y los liderados que permita realizar la verificación de los hechos a la luz de las evidencias, y el
análisis de las causas bajo ésta óptica, para determinar acciones congruentes que nos beneficien
como sociedad y respeten los derechos humanos… pero para nuestra desgracia, en el caso de la mayoría de nuestros líderes, resulta
que pareciera también fueron privados de la educación y la cultura y porque a veces son
incapaces de mostrar imparcialidad en sus decisiones, de generar lineamientos
lógicos y en algunos casos, mostrar un mínimo de respeto.
No los juzgo… bueno, sí. La Ced. Prof. 11016888 me da la autoridad para hablar de los problemas de las organizaciones. Es totalmente incomprensible para mi diminuto cerebro entender por qué no
hemos exigido como sociedad que el proceso de reclutamiento y selección de
nuestros gobernantes se apegue a una descripción de puesto acorde a las
necesidades de cada región, efectuar evaluaciones de desempeño periódicas para
determinar su grado de eficiencia y establecer un tabulador de pago acorde a los objetivos cumplidos. Tomo en cuenta que en teoría nuestros
gobernantes poseen la capacidad de ejercer la adecuada administración de su
pueblo, ya que presentan competencias adecuadas que se reflejan en su educación
y currículum… igual y sí están capacitados para gobernarnos adecuadamente, pero
pareciera que les es más divertido actuar como estúpidos. En ésto también los
juzgo aunque yo haga lo mismo cada quince días… pero por lo menos yo no
me llevo entre las patas a nadie, bueno, a Morgan cuando se me atraviesa.
Educación y cultura
acorde a lo que la sociedad requiere para autogestionarse es lo que se me
ocurre, pero con memes para entenderlo fácil porque estamos pendejos, (luego dicen que es socialismo del malo). En la práctica cuesta mucho ponerse en la posición del otro, o por lo menos respetar la
dignidad del otro al ponerse en su posición. Y es que no es lo mismo ver los toros
desde la barrera que estar en el ruedo, o ser borracho y no cantinero. Y el primer
paso para ponernos en el lugar de la otra persona es dejar de pensar en
nosotros mismos y en nuestra experiencia.
Hay quienes solo pueden lograrlo
volviendo a nacer, otros son empáticos y además tan inteligentes y con muchos
huevos como para decirle a uno de sus compas: “tú mejor cállate, no vas a saber
más que mi novia sobre lo que significa ser mujer, deja de verte como imbécil mansplaneándola”.
La inteligente soy yo
cuando estoy de pareja con una persona que me dá mi lugar, y no con ciertos marichulos
inseguros que carecen de cabello y abundan en masculinidad de mazapán.
Entiendo que la madurez es difícil, pero también entiendo que no somos frutas y que conforme vamos creciendo aprendemos: nos vamos haciendo de información, experiencias y datos que nos forman un criterio… pero también nos quedamos inmersos en una culturización que nos mueve en su inercia para replicar comportamientos, ideas y opiniones que ya no corresponden a los requerimientos de las épocas actuales.
Entiendo que la madurez es difícil, pero también entiendo que no somos frutas y que conforme vamos creciendo aprendemos: nos vamos haciendo de información, experiencias y datos que nos forman un criterio… pero también nos quedamos inmersos en una culturización que nos mueve en su inercia para replicar comportamientos, ideas y opiniones que ya no corresponden a los requerimientos de las épocas actuales.
En medio de la
madurez, a veces no queda de otra que dar lata para ser escuchados cuando
nuestras necesidades no son cubiertas de manera adecuada. Algunos están peor y
no saben ni lo que sienten ni lo que quieren expresar, sólo lo expresan y a
veces con nefastas consecuencias. Evito siempre golpear y destruir, aunque me hayan bloqueado de todo medio de comunicación posible para evitar tener contacto que sea factible de señalar conductas fuera de lo adecuado. Y aún en medio de mi enojo, yo no corro, no grito, no empujo.
Algunos se acostumbraron a cancelar sus emociones porque así fueron culturizados, mi madre dice que el miedo no existe, pero de la vida aprendí que las emociones no desaparecen, solo se canalizan...
"Masculinidad Frágil" Esaí Aldebarán Delgado González. Diciembre 2017. |
Lo sorprendente es que ésto
lo hizo alguien que por la edad se supone es más adulto que yo. ¿Fue una reacción a que yo le haya golpeado? Nunca, siempre fue por cosas que él creía que yo pensaba y hacía.
Alguien que se lo haga saber, me tiene bloqueada de todo. |
Se supone que pronto
seré adulta, y aunque he procurado canalizar mis emociones en lugar de
cancelarlas, no me considero capaz de asimilar la obediencia y la sumisión que
ésta condición de adultez representa: al igual que a muchos cuando les transgreden sus derechos, me siento obligada a armar pedo, no me quedo callada, expreso mis opiniones. Como adicional, tengo
un tatuaje en toda la espalda y por esos motivos he perdido trabajos,
proyectos, relaciones de pareja y el respeto de mi familia entre varias
cosas. Hoy estoy segura que si lo perdí, es porque no me hacía falta, de lo contrario hubiera luchado por ello hasta la muerte.
No me dan ganas de
cambiar mi actitud, porque esa actitud me ha permitido mantenerme con vida
hasta la fecha. Tampoco voy a quitarme el tatuaje, de hecho lo que quiero es
tener más, conservar mi cabello rosa y hacerlo rastas, perforarme la cara,
renunciar a mi trabajo, viajar y conocer nuevos lugares. Y es algo que he
querido desde antes de la adolescencia. A mis papás les consta, por eso dejé de
vivir con ellos: porque ésta imagen que plasmo va totalmente en contra de los
valores de la familia que me crió y me invitaron amablemente a que ahuecara el ala, hace ya más de veinte años.
A éstas alturas de mi
vida y a unos meses de cumplir cuarenta, reconozco que para mí es más
importante saber hacer el roll en el kayak para autosalvarme, que hacer mi
tesis de la maestría. Ya no quiero otro título, quiero vivir.
La rola de Hoy:
Talking Heads - Psycho Killer
pd. estoy pensando que Pelón sí me quería, pero siempre fué asintomático.
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