jueves, 13 de julio de 2017

Lo que para mi significa amar

Hace dos meses, estaba chateando y escribí una frase: “el amor que nos enseñaron no es negocio.” Mi interlocutor reaccionó encabronándose, me reclamó y le dije: —tal vez te indignas porque socialmente se espera que el amor, como un sentimiento puro, debe darse desinteresadamente sin medida, a costa de uno mismo, y ésta frase indica que no debe ser negocio, y piensas quizá, que hice el comentario refiriéndome a que el acto de amar a alguien no conviene, puesto que nos arriesgamos a tener más pérdidas que ganancias. En efecto, indígnate porque a ésto último me refería.

No quería siete años de mala suerte
así que me besé a mi misma en el callejón del beso
Amar a alguien, en la forma en la que la sociedad nos ha enseñado, implica sufrimiento, dolor, renunciar a uno mismo, ver al otro antes que a uno mismo, dar sin medida siempre, centrarse en el otro… suena a todas luces a una pésima inversión. Sobre todo cuando nos dicen que amemos a nuestro prójimo y la neta, para serles sincera, hay prójimos que me causan una repulsión y asco que no les cuento.

Luego dicen que el amor es dar hasta que nos duela, y eso suena francamente a locura... bueno, a veces duele, sobre todo cuando no está suficientemente lubricado. Pero en eso del sentimiento de amar, me gusta la idea de que amar implica dar lo que cada uno de nosotros puede dar voluntariamente y sin exigir algo del otro como si fuera una obligación o deuda, porque uno no puede dar lo que no tiene, ni pedir que a uno le den lo que el otro carece, y si uno da lo que no tiene, es en efecto, un mal negocio que obviamente traerá más pérdidas que ganancias. 


La abnegación de dar más allá de lo que tuve, no me dejó otra cosa más que una sensación de insuficiencia, y eso no es amor. Abnegación, altruismo, renunciar a lo propio, sacrificio: sí, son sublimes, pero pienso que solo son válidos de una manera recíproca, es decir, sería muy cruel e inhumana si veo que mi pareja se está sacrificando y yo me quedo de brazos cruzados. Lo menos que podría hacer es aligerarle la carga… o darle un empujoncito. Pero ésto es de dos, las relaciones de pareja si son sanas, son bilaterales y no egoístas: te miro, me miras; te beso, me besas; te toco, me tocas; me muevo, te mueves; me chupas, te chupo; me metes, te... cada quién.

Aprendí de manera dolorosa, que el amor que siento por mí, me priva a veces de amar a alguien en la forma en la que desea ser amado, porque primero estoy yo, y después el otro. Yo soy mi prioridad, si me anulo a mí misma, seré invisible para el otro, si debo anularme para ser amada, me convertiré en una ilusión, me quedaré en fantasía, porque no seré más que una sombra. 

Una idea acerca del amor, es pensar que podemos enamorarnos de nosotros mismos a través de la mirada del otro, buscar a alguien que nos ame en la forma que no podemos amarnos a nosotros mismos... la realidad es que no funciona así. No puedo amar a alguien que no se ama a así mismo, porque por más amor que le de, nunca será suficiente si primero no se acepta, no se ama, no se comprende... porque será echar mi amor en saco roto. El primer amor, es el que nosotros mismos nos damos, en la medida en que nosotros mismos nos aceptamos y queremos, para permitir al otro amarnos y corresponderle con amor, amor que ya hemos construido al interior. Si no es así, se vuelve tiranía.

Tal vez creas que mi “egoísmo desmedido”, es lo que me lleva a pensar así, pero para convertirme en una “desalmada culera sin corazón”, hubo un proceso previo de decepciones, lágrimas, sangre, fluidos espesos, golpes (literalmente hablando), y la pérdida de mucho tiempo, dinero y esfuerzo. La realidad es que no soy "tan" tirana como para permitirle a a alguien que me ame más que a sí mismo, de permitir ésto, estaría anulando al otro de una forma verdaderamente egoísta.
 

Si amar redunda en pérdidas para alguna de las partes, no es amor. Si duele, no es amor. Si lastima, no es amor (o tal vez sea que está grande y el agujero es pequeño)

¿Que hay con el “te amo”?… uy, empiezo a meterme en terrenos escabrosos. Sé que en mi adolescencia era común encontrar al amor de mi vida cada tres semanas, y la famosa y trillada frasecita se me salía como por arte de magia, impulsada desde mi estómago repleto de mariposas… hoy en día, es una frase especial que reservo para momentos mágicos. Aunque en el pasado, después de un buen orgasmo llegué a reprimirme para que no se me saliera sin querer… la frase. Aún y con esto, estoy segura que hubo quienes contaron con la suficiente capacidad de comprensión para determinar que si acaso se me salió ésta frase, fue producto de mi estado etílico, de la emoción del momento, de mi imaginación desbordada o de mi pendejez infinita. Y es que para mí fue incómodo escuchar la frase cuando vino de una persona con la que no quería comprometer mi tiempo, ni mis pensamientos y mucho menos mi vida. Por lo anterior si alguien me la dice, no me emociono, primero racionalizo el hecho y concluyo que puede ser por diferentes circunstancias y no porque quiera comprometer conmigo su tiempo, sus pensamientos y su vida. 
Cuando ésta frase la dice alguien a quien yo también amo, no me emociono: la paso por diferentes filtros de evaluación, porque así soy de técnica (sí, ódienme por eso, pero me he salvado de muchos disgustos). 

El primer filtro de evaluación es ¿en el momento en el que dijo la tan temida frase fue en medio de una venida? Si la respuesta es positiva, entonces le doy un bajo porcentaje de credibilidad… te sorprendería saber cuántos me lo han dicho bajo estas circunstancias (lo sé, soy buena). 

El segundo filtro es, ¿lo dijo en un momento romántico?, si la respuesta es positiva, entonces es muy probable que se trate del resultado de la atmósfera que se vive en el momento. 

El tercer filtro es, ¿lo dijo bajo presión, en medio de una crisis?, si la respuesta es positiva, entonces es como cuando estás en medio de un desastre y literalmente te cagas por cuestiones fisiológicas… digamos que con la frase, la cagó. 

El cuarto filtro: ¿la dijo después de que yo esperaba que la dijera, pero fue en un momento no planeado, sorpresivamente, y sin que exista un interés de por medio como una petición de algún tipo de favor? Si la respuesta es positiva, entonces entro en pánico, porque de ser cierto,  oxitocina, dopamina, feniletilamina, endorfina, serotonina, adrenalina y noradrenalina estarán transitando por mi torrente sanguíneo y hasta corro el riesgo de actuar como si estuviera borracha… el amor es como una droga, una droga altamente adictiva que debería ser como medicamento controlado… el amor produce confianza, y al sentir confianza, me despojo de temores y me vuelvo voluntariamente por completo vulnerable: Locura, le llaman algunos.

El tan trillado concepto de amor, a veces nos complica demasiado la existencia porque no siempre estamos seguros de sentirlo, de tenerlo, y mucho menos de encontrarlo. Cada uno de nosotros tiene sus ideas acerca del amor, y es imperativo que antes de decir la temida frase, nos hayamos hecho conscientes de todo lo que implica.

Y lo mismo en sentido contrario,
por eso quiero agradecerle por abrirme su universo,
aprenderle, amarle, respetarle, explorarle y hacerle gemir.
Sí, efectivamente, amar a alguien implica que si el equilibrio se rompe, hay un riesgo de que éste acto reditúe en más pérdidas que ganancias, así que las personas a quienes amo están conscientes de lo mucho que valen para mí, al grado tal de hacerles un espacio en mi oscuro y frío corazón de manera voluntaria, porque he aceptado la posibilidad de perder para entregarles desinteresadamente y sin esperar algo a cambio a lo único mío que les puedo entregar: a mí, así, tal y como soy. Y comenzar a dar, sin contar lo que doy, con una forma de dar pura, libre, sin medida para no entrar en hipocresías y conveniencias. 

Porque cuando en realidad no necesitas desprenderte de algo, ni fingir, ni cambiar y así encajas, y el otro no tiene necesariamente que desprenderse de algo, ni fingir, ni cambiar y así encaja... es fenomenal, súper fenomenal cuando lo que se desea ahí está, voluntariamente, sin chantajes, sin condiciones, sin presiones, sin obligación. 


El fracaso es un destino posible en el futuro, pero ¿acaso es prevenible? Podría ser, en la medida en que el amor sea recíproco, porque para evitar el fracaso es necesario dejar que los involucrados evolucionen, sean libres, fluyan armoniosamente reinventándose cada día y adaptándose al entorno. Cuando las cosas rozan mucho no jala, todo debe fluir, porque de a poco el amor se acaba cuando no se comparte, de a poco el amor se desgasta cuando no acopla.

Cuando es necesario desprenderse de partes de uno mismo para enchufar con el otro, esos huecos que van quedando se convierten luego en profundas fracturas que dañan la estructura de la pareja, para después desmoronarse y esparcirse, muchas veces sin oportunidad de volver a reconstruirse… aunque el tiempo, la experiencia y la determinación luego puedan llevar en el futuro a condiciones propicias inesperadas... y a sorpresas agradables.

Hey, Viandas: Vuelve a creer en el amor. (Eat, pray love, 2010)
El amor no tendría que implicar pérdida, sino ganancia; construcción y no destrucción; placer y no dolor; novedad y no rutina; impulso y no estancamiento; complicidad y no engaño… fluir dándose recíprocamente.

Y a todo esto, ¿cómo podría definir que amo a alguien? Porque primero entiendo que ese alguien no me pertenece, y por lo tanto no buscaré cambiarlo aceptándolo tal cual es; desearé verlo evolucionar, avanzar y mejorar día con día; brindarle aliento cuando desfallezca y se sienta sin ánimos; emocionarme a su lado cuando alcance sus metas y objetivos. Me dará gusto disfrutar sus triunfos solo por ver su felicidad; lo respetaré por la calidad de ser humano que es, conoceré el pasado que le forjó su carácter, entenderé sus defectos y virtudes sin juicios ni reproches, y tampoco me juzgará ni me reprochará a mí por mi pasado; no le necesitaré para ser lo que soy, pero su sola presencia iluminará mi vida haciéndola mejor, caminando hacia el mismo lado. Permanecerá a través del tiempo, por la huella que deja, por las heridas que se abrieron, sangraron, fueron cerradas con besos, agradecimientos y sorpresas inesperadas… se lee utópico, pero si yo puedo decir lo mismo en sentido contrario, sabré que es real: un amor que me inspira a dar, que me inspira a no temer que la oxcitocina se acabe.


Estoy consciente de que debo prepararme, porque deseo ofrecerle autosuficiencia, independencia, madurez, fortaleza, pasión, coraje, libertad, realización, sabiduría y mucho sexo… mucho.

la rola de hoy: 

¿Quién dijo que ya era tarde
para vivir, para llegar?
¿Quién dijo que no hay espacio
para un sueño más?
¿Quién dijo que ya no hay vuelta atrás
para volver a empezar?



He lanzado al sol
Los pretextos que
Me enterraban pasos

Me he vuelto huracán
Para tirar
Mis prejuicios necios

He parado el reloj
Para transformar
Mis recuerdos negros

Me puedo reiniciar
Volver a inventar
Un millón de veces

5 comentarios:

  1. Me encanto. Calificación: La más alta. Completamente identificado con tus ideas. Aplausos y mas aplausos.

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    1. gracias Diego, aprecio mucho tus comentarios, te mando un beso y un abrazo

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  2. Dulcinea como siempre feliz de poder leer tu opinión sincera respecto a lo que muchos pensamos pero no decimos y aprender lo nuevo gracias por tu tiempo. Felicidades
    😀

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    1. Muchas gracias amora, me encanta que me leas. Espero verte este jueves. Te quiero.

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  3. Dulcinea como siempre feliz de poder leer tu opinión sincera respecto a lo que muchos pensamos pero no decimos y aprender lo nuevo gracias por tu tiempo. Felicidades
    😀

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