Si hay algo que me
fastidia, es hablar de amor. Sin embargo en estos días es para mí inevitable
tocar el tema, no porque tenga el corazón roto… bueno, sí tengo el corazón
roto, (se siente re – gacho que a una la manden a la chingada), pero no toco el
tema por eso, sino porque hoy estoy en día 27 y tengo SPM… no, no es Su Puta
Madre, es Síndrome Pre Menstrual… y por lo tanto estoy susceptible. No me gusta
quedarme esperando por amor…
Ojalá eso del amor
fuera tan fácil como las matemáticas, (porque hasta el Teorema de Femat se
puede demostrar), sin embargo es una total complicación tener una relación de
pareja… al menos conmigo. Y es que cómo ya lo dije antes: “es difícil para mí
convivir conmigo misma, y como apenas puedo con mi vida, mis condiciones, mis traumas, mis complejos, lo último que
podía hacer era empujar a alguien más para que saliera adelante con su vida,
sus traumas y sus complejos”
Y es que es
difícil amar a alguien de la manera en la que esa persona espera ser amada, y más difícil
aún si ese ser amado no expresa abiertamente de qué manera le gustaría que le
amaran. Y es por ese pequeño problema de comunicación asertiva que las “foquin
expectativas de shit”, hacen de las suyas destruyéndolo todo a su paso.
Tal vez tengo una
expectativa muy alta del amor, y no es para menos: se trata de mi vida y de lo
que deseo dar y obtener para estar bien, pero al mismo tiempo también se trata
de no ser egoísta y compartir para el bienestar del otro, pero ¿hasta qué punto
es sano compartir y ceder para el bienestar del otro?
Aquí es donde vienen las confusiones y los malos entendidos, porque hasta el empeño por mejorar la calidad de la relación puede resultar contraproducente si los esfuerzos no se dirigen a un objetivo claro y específico… ya sé que eso suena muy técnico, así que trataré de explicarlo con una parábola: y=ax2+bx+c … aunque no lo creas, será más fácil para mí explicarte lo anterior graficando la función cuadrática que tratar de ejemplificar parte del comportamiento humano en una relación de pareja, pero ahí voy:
Aquí es donde vienen las confusiones y los malos entendidos, porque hasta el empeño por mejorar la calidad de la relación puede resultar contraproducente si los esfuerzos no se dirigen a un objetivo claro y específico… ya sé que eso suena muy técnico, así que trataré de explicarlo con una parábola: y=ax2+bx+c … aunque no lo creas, será más fácil para mí explicarte lo anterior graficando la función cuadrática que tratar de ejemplificar parte del comportamiento humano en una relación de pareja, pero ahí voy:
“Había una vez…”
perdón, no pude evitar comenzar la parábola con esa frase.
Dos personas: Alex
y Francis, sí, personas sin especificar
si son hombres o mujeres… por aquello de las relaciones igualitarias, (¿o
preferirías Sacramento y Asunción para no ser malinchistas?), se conocen y se
dan cuenta que les agrada estar en mutua compañía, así que pasa el tiempo y
poco a poco, entre el ir y venir diario, las llamadas ridículas (cuelga tú, no
tú primero), los mensajitos que alegran el día (hola, vi algo bonito y me
acordé de ti <3 <3<3), y los
detalles lindos, se dan cuenta de que desean pasar más tiempo en convivencia y
deciden cohabitar.
Tomar la decisión
de vivir en la misma casa me pone la piel chinita, y es que solo de pensar que
voy a ocupar un espacio, un territorio al que no estoy acostumbrada, o que
alguien más va a ocupar mi territorio, me da pánico… porque así se pueden dar
cuenta de lo loca que estoy!
Una vez que
deciden cohabitar, y en el frenesí del océano de posibilidades que esto implica
(sexo en la ducha, en la sala, en la cocina, en todos lados y a todas horas),
ambas personas comienzan a poner todo lo que está de su parte para tener una
relación cachonda, sana y armónica.
Un día, al hacer
las compras en el súper, Francis recuerda que en alguna platica del año '68, Alex
comentó en el momento del desayuno, que
prefería el Corn Flakes a los cereales dulces, y éste comentario se guardó en
la memoria de Francis. Tú sabes, cuando uno anda ligando se fija hasta
en esos detalles ridículos que menciona el bien amado. Pues total que Francis,
en virtud de ese comentario, decide comprar Corn Flakes para Alex, sin
consultarle, sin pedirle opinión. Y ¿para qué preguntarle? Si Alex mencionó que
los prefería… lo que no recordó Francis es que en ese momento Alex estaba a
dieta… y aún no tenían sexo.
Sin embargo, Alex
solo mencionó la dieta como un pretexto, porque en realidad Alex quería
restringir la cachondez que Francis le inspiraba, Alex sabía que el mismísmo Dr.
John Harvey Kellogg, cual vil fanático religioso, había inventado los cereales de
maíz deshidratados para luchar contra… el impulso sexual. En efecto queridos lectores, esa famosa marca de cereal,
que en más de alguna ocasión habrán consumido en el desayuno, fue creación de
un mochofanático puritano, entusiasta activista contra la masturbación y dicho
sea de paso, voyeurista clismafílico… y dicen que la enferma es una. (Sí, yo
también me quedé con la boca abierta el día que me enteré. Si no sabes qué es “clismafilia”,
búscalo en google… en una pestaña de incógnito, de preferencia). En fin,
prosiguiendo...
Al llegar a casa,
Francis le dice a Alex, con un brillo especial en los ojos y una enorme
sonrisa:
-amor, mira, te compré tu cereal favorito
con mucho amor, y con el último vale de despensa que me quedaba
-corazón, no te hubieras molestado
-no es molestia mi vida, sé que te gusta
mucho, tu felicidad es mi felicidad, espero lo disfrutes…
Alex, quedó en estado de sorpresa y decepción,
porque en aquél momento que mencionó la preferencia por el cereal, sólo lo hizo
por quedar bien para ligarse a Francis. Y no le iba a decir el verdadero motivo
por el cuál consumió cereal Corn Flakes de Kellogs durante un buen tiempo, así
que decidió guardarse sus opiniones y consumir, muy a su pesar, las insípidas y
aburridas hojuelas de maíz… aunque hubiera preferido Chocrispis o Zucaritas, o
fruty lupis o algún otro cereal más dulce. Sin embargo, para no hacerla de pedo
y no clavarse en una nimiedad, decide comer Corn Flakes en el desayuno… total,
ya no necesitaba ni hacer dieta, ni aguantarse la cachondez, puesto que ahora,
verse y tocarse las lonjas mutuamente, era algo romántico y muy sensual.
Pasados unos días, Alex casi agotaba por
fin el paquete de desabridos ”confleis”,
pero para su sorpresa, Francis llegó del súper con otras 10 cajas del mismo
cereal de sabor intratable… pero para no hacer una tormenta en un vaso de agua,
Alex decide tragárselo en el desayuno muy a su pesar… sobre todo porque sabía
que Francis lo compró con la mejor de las intenciones, y a costa de algunos
gustos que no satisfizo por invertir en el cereal que consume su amorcito, además quería evitar problemas, porque de antemano sabía que si Francis se molestaba, no tendrían sexo ardiente y sucio.
Alex no sabía cómo explicarle a Francis que
después de tantos años, sus gustos por el cereal habían cambiado, y que ahora
le interesaba tener más cachondez que nunca, y sabía también que era muy
probable que Francis no soportara la crítica, y mucho menos después de haber
gastado una cantidad considerable de dinero para darle gusto. Así que, en vista
de su falta de comunicación, ausencia de asertividad y su exceso de cobardía, se le ocurrió
una idea: acabarse el cereal a como diera lugar, para entonces ir al súper y
comprar con su propio dinero un cereal más acorde a sus gustos, llevarlo a
casa, decir que lo probó en una degustación de oferta, y que ahora es su
favorito por encima de los ya tradicionales Corn Flakes… Así que Alex, comenzó a consumir el cereal
con desesperación, cual “niño dios-picio”
y como si tuviera un ataque de perra… de perra hambre. Y comía cereal en el
desayuno, en la comida, en la cena, y hasta en la sopa. Así se acabaría más
rápido el pinche cereal que ya hasta comía en sueños y pronto podría comprar su
abastecimiento de cereales frutochocolatosos cargados de azúcar y en versiones
de tigre, elefante, tucanes y hasta unicornios con bombones… soñaba
ansiosamente con que llegara ese glorioso día. Pero resulta que Francis, en su
afán por quedar bien con su “cariñito” se adelantó a la compra y abasteció la
alacena con un convenio establecido con la Kellogs para tener cornflakes de por
vida y en la puerta de su hogar... ya que supuso que a Alex le encantaba el cereal más que nunca, puesto que lo comía a todas horas, en todo lugar y con mucha desesperación.
Evidentemente, después de este hecho, Alex
no tenía más que dos opciones: decirle a Francis que detestaba el cereal y
aguantarse las consecuencias (posible restricción sexual como castigo), o aguantarse, tragarse el cereal insípido y detestar
encontrarse en esa situación (pero eso sí: con sexo)… así que ¿adivinen qué
escogió Alex?… por supuesto, todos los días Alex consume resignadamente su
cereal del Gallo Cornelio. (lo bueno para Alex es que no se le ocurrió desde un principio ponerse a dieta con All Bran )
Si ésto es con un puto cereal… ¿Qué será
con las situaciones diarias a las que nos enfrentamos en pareja? Tomar decisiones trascendentes como vivir
juntos, comprar una casa, mudarse de ciudad, o lo que es peor… tener hijos. Y
no estoy hablando de perrijos, sino de niños humanos, de esos que tienes que
alimentar cada dos horas durante sus primeros meses de vida, llevarlos a la
escuela y pagarles la universidad… da miedo.
El punto es que en el ejemplo, ninguna de las dos personas tenía intención de lastimar en mal pedo, al contrario, ambas partes están dispuestas a participar… el problema es que no estaban dirigiendo sus esfuerzos y energías a objetivos claros y específicos, caray, que de haber tenido comunicación sin prejuicios nos la hubiéramos pasado más chido…digo se la hubieran pasado más chido.
El punto es que en el ejemplo, ninguna de las dos personas tenía intención de lastimar en mal pedo, al contrario, ambas partes están dispuestas a participar… el problema es que no estaban dirigiendo sus esfuerzos y energías a objetivos claros y específicos, caray, que de haber tenido comunicación sin prejuicios nos la hubiéramos pasado más chido…digo se la hubieran pasado más chido.
La situación que ejemplifica ésta burda parábola, podría haberse resuelto favorablemente si ambas partes hubieran expresado sus deseos de manera clara y concisa, con mucha practicidad (con
harrrrrrrta comunicación asertiva), y con la apertura a recibir retroalimentación (aclaro que el significado de "retroalimentación" NO es "comer por el culo"). Sin embargo no es tan fácil cuando inicias
una relación porque quieres quedar bien (y la otra parte también), pasa el tiempo,
dejas pasar las cosas, se convierte en costumbre, te habitúas a los sucesos, te
abandonas en un afán por contribuir a mejorar las cosas (o simplemente por no
hacer pedos), te callas, te resignas, y poco a poco vas sintiendo cómo se muere
tu alma.
Si pudiera regresar el tiempo, sería más
asertiva en la comunicación, hablaría sin miedos ni tapujos, pediría lo que me
gusta, dónde me gusta y cómo me gusta y a la hora que me gusta, pediría opinión
antes de tomar una decisión, y sobre todo, por encima de cualquier expectativa,
aclararía dudas y en lo posible evitaría malos entendidos. Parece muy simple, pero para mí es
difícil, porque en ese tipo de negociaciones se pone al corazón de por medio, y
lo que menos quiero es que me lo rompan (el corazón).
Si pudiera rescatar algo, me quedaría con la complicidad, con la picardía, con sus abrazos y besos espontáneos, con sus palabras y frases bonitas, con su afán por tomarme de la mano en todo momento, con su aliento en mi nuca cuando... duermo. Y si pudiera regresar el tiempo, abriría mi corazón y le diría todo eso que no quise decirle por miedo a ser lastimada en mi intimidad... tal vez hubiéramos podido rescatarnos, pero ésto me da la oportunidad de haber aprendido para iniciar algo nuevo con otro enfoque: uno más apegado a la realidad, uno donde pueda mostrarme como soy verdaderamente en mi faceta mas tierna, dedicada, romántica, vulnerable, psicópata, intensa, impulsiva, irreverente, ninfómana... a riesgo de que tanta honestidad tal vez me lleve a la ruina.
¿Por qué no se puede tenerlo todo? Y no, no
estoy pidiendo una pareja con atractivos rasgos, cabello rubio,
de ojos claros y un buen cuerpo,
ni tampoco alguien con mucho dinero, ni con coche nuevo y del
año… a estas alturas de mi vida, solo deseo intimidad física e intelectual con alguien emocionalmente sano que me permita ser yo misma… con todo lo que conlleva. Ok
Emmy, ¿los ojos claros los prefieres en azul o en verde? (jajajaja, ya sé,
estadísticamente es más fácil encontrar modelos de pasarela que se fijen en mí,
a una persona que me deje ser yo misma)
En vista del (nulo) éxito obtenido, ahora
puedo determinar que es más factible encontrar la solución a la Hipótesis de
Riemann (y ganarme el millón de dólares que ofrece el instituto Clay), a resolver
mi situación amorosa: soy más complicada que las matemáticas.
Lo que tengo que aprender, muy a mi pesar, es a soltar y dejar ir... y es que a veces lo extraño tanto que se me olvida que está mejor sin mi.
la rola de hoy...
Here I am expecting just a little bit ...Too much from the wounded ...But I see through it all ...And see you.
...you don't see me at all
Callar es para algunos de nosotros lo más difícil de hacer pero es verdad Dulcinea el miedo a perder es mucho más grande aún así que muy a pesar de perdernos en un mar de auto engaño es preferible a morir ahogandos de una soledad inofensiva pero fatal
ResponderEliminary me caga que las cosas tengan que ser así, porque callé durante mucho tiempo y había días que me sentía muerta en vida
EliminarNadie sabe con quien se casa hasta que se divorcia
ResponderEliminarpor eso es mejor no casarse :p
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