De niña, eso de “El Karma” me sonaba como a película de terror de esas donde tribus de salvajes sacrifican doncellas arrancándoles el corazón en un altar.
Y mis creencias
no estaban tan erradas, desde muy pequeña aprendí acerca de Dios, ese malvado
vengativo que en caso de portarme mal, me arrojaría a las llamas del infierno
para deleitarse con mi sufrimiento. Así que cuando era pequeña, procuraba
portarme bien para que “papá Dios” fuera buena onda conmigo y me dejara entrar
al cielo con mis alas de angelito para permitirme comer del “banquete divino”.
Hace
poco mi hija me dijo con entusiasmo que cuando sea grande quiere ser monja. Sonreí,
le acaricié la cabeza, le di un beso y dos palmaditas en la espalda: sé que
pronto los pensamientos impuros saldrán de su mente infantil, y cuando eso
suceda comenzará a pensar razonablemente y decidirá convertirse en bombero,
astronauta o doctora. ¿Volverse monja? esas cosas son del diablo…
Sin
embargo, recordé que a su edad yo también quería ser monja y convertirme en
santa, olvidarme de que Luis Alberto Andrade Vega existía en mi infantil mundo
de tercero de primaria, y ser partícipe de la salvación del mundo volviéndome
misionera.
¿Monja
misionera yo? Jajaja, ahora en la actualidad solo me queda lo de “misionera”,
pero la posición…
Pasaron
los años y me di cuenta de la realidad del mundo, bueno, de una pequeña parte
de la realidad del mundo: La divinidad no es como la pintan en los templos…
literalmente la pintan bonita en murales y cuadros, pero la realidad es otra.
El catolicismo que yo aprendí solo imponía una doctrina de pobreza y
sufrimiento, y yo veía que los ricos se la pasaban muy bien. Al ver eso, neta
que yo no quería ser pobre para vivir en el reino de los cielos. Era claro que
a los niños que se portaban mal también les traían regalos los Santos Reyes, y
a veces hasta mejores regalos que a los que hacíamos tremendos esfuerzos por
portarnos bien. Era evidente la práctica aplicación de axiomas maquiavélicos
bien efectivos como “el que no tranza no avanza” o “chíngale que vienen
chingando”.
Por lo
anterior, comencé a cuestionarme acerca de la veracidad de la doctrina que
profesaba. Razonando, le di vueltas al asunto hasta llegar a quedar más
confundida que cuando comencé a pensar la relación causa efecto entre: vida injusta – religiosidad – castigo-
arrepentimiento – premio – salvación eterna… vida asquerosamente aburrida.
Tenía
12, casi 13 años cuando hice mi “primera comunión”, no seas mal pensado, con primera comunión me
refiero a Primera Comunión, osea, ese proceso por el cual a uno lo acompaña un
padrino para por primera vez a comer “el cuerpo sagrado” y tomar vino en un recinto privado… ok, me
explicaré mejor: la Primera Comunión
en la religión católica, la cual indica que nos convertimos oficialmente en
caníbales del cuerpo y la sangre de Jesús, previa absolución de nuestros
pecados por un wey que puede ser mas pecador que nosotros mismos.
Hablando
del proceso de la confesión… uuuuyyy, suena aterrador, sí, suena aterrador
cuando uno tiene seis años y a uno lo amenazan con irse al infierno. La verdad
es que a mis doce tiernos años también me sonaba aterrador eso de tener que
decirle a un viejito cuales son mis pecados, sobre todo porque a mis doce años
me sentía sucia y culpable por imaginarme, (no necesariamente con ropa) al lado
de Glen Lantz, de la película “pesadilla en la calle del infierno”... de haber
sabido a los doce años lo que mi mente cochambrosa sería capaz de pensar a mis
31, me hubiera auto flagelado con un auténtico “flagrum romano” y crucificado
en la misma cruz de jesucristo hasta morir desangrada en penitencia por los pensamientos
impuros que tendría diecinueve años después, y aún auto flagelándome y
autocrucificándome, me hubiera ido al infierno por no alcanzar esa penitencia
para pagar mis culpas, ya que a parte de Glen Lantz, en mi mente cochambrosa
también fueron protagonistas de mis sueños húmedos: Edward Scissorhands , el
Detective Ichabod Crane, el escritor Mort Rainey, Willy Wonka, Jack Sparrow, Benjamin Barker, el Sombrerero
Loco, y a más recientes fechas Frank Tupelo “El Turista”.
Gracias
a Dios, toda mi angustia por el miedo de irme al infierno terminó hace muchos
años, el glorioso día en el que mi catequista me explicó que Dios me perdonará
solo si al recordar mis pecados en el último minuto de mi efímera existencia muestro
auténtico arrepentimiento… y en ese momento comenzó a gestarse en mi interior
otro tipo de angustia: ¿Cómo demonios le voy a mostrar arrepentimiento a Dios
en el último minuto sin cagarme de risa por todas las cosas que he hecho?
Pasó el
tiempo, y por la tercera Ley de Newton, la cuál dice “con toda acción ocurre
siempre una reacción igual y contraria”, comencé a aprender que, como decía mi
abuelito: “en esta vida todo se paga”. Con esta filosofía, de seguir como hasta
ahora, y si mis cálculos son correctos, el día que me muera ya tendré pagadas
todas mis culpas y por ende el pase directo al cielo. Sin tener que mostrar
arrepentimiento, y sin tener que preocuparme por “que Dios me agarre confesada”.
Ahora la duda que me queda es: ¿será que el suicidio es castigado con el eterno
tormento de satánas por la razón de que un individuo dijo “ya no juego” antes
de pagar por sus culpas?
Si el
Karma nos aplica a todos, me regocija pensar que todos aquellos inútiles que me
dejaron plantada, vestida y alborotada, que me prometieron el sol la luna y las
estrellas y que a cambio me dieron puro camote, por acción del Karma, ¡¡en un
futuro los dejarán plantados, vestidos y alborotados, les prometerán el sol, la
luna y las estrellas y les darán puro camote!!…momento, si me dejaron plantada,
vestida y alborotada y me prometieron la luna y las estrellas y a cambio me
dieron puro camote, es porque antes yo había dejado plantado a un pobre
infeliz, vestido y alborotado, y le dí… no, no le dí nada, eso del camote es en
sentido figurado.
La
verdad es que quiero creer que poco tiene que ver el karma con lo que me ha
pasado en estos últimos años, digamos, que todo lo desagradable que ya viví
fueron males necesarios para llegar a ser lo que soy ahora.
Dicen
que nadie escarmienta en cabeza ajena, así que tuve que experimentar muchas
cosas para aprender, y otras cosas no las he experimentado, y por lo tanto no
he aprendido, así que sorry, la seguiré cagando.
Y si yo
participé en el proceso de aprendizaje de otro pobre infeliz al hacerle la vida
miserable, pues es parte del mismo Karma, fui un mal necesario en su vida, así como
Judas fue un mal necesario en la vida de Jesús… y ahora que lo pienso: ¿Qué
habrá hecho el pobre Jesús para que literalmente lo flagelaran con un auténtico
“flagrum romano” y después lo crucificaran…acaso él también tenía pensamientos
impuros con Johny Deep?
Hoy es
Viernes y apenas publico, me ha costado escribir en estas últimas semanas, ¿se
nota?, y es que la cosa ya se me está poniendo muy dura… me refiero a que estoy
complicando demasiado las situaciones en mi vida… (otra vez las fucking
expectativas de shit) y por más que trato de serenarme, siento como que algo me
falta para estar tranquila.
Eso que
me falta para estar tranquila seguramente es el octavo paso de Alcohólicos
Anónimos, que dice que tengo que reparar el mal que le ocasioné a otras
personas con mis acciones… ¿Qué cómo sé cuál es el octavo paso de doble A?, es
que me lo dijo el primo de un amigo, el de las almorranas, y eso es tema para
otro post: lo de las almorranas, no lo del octavo paso de AA.
la rola de hoy... la rola de hoy me recuerda a alguien...je je je.
la rola de hoy... la rola de hoy me recuerda a alguien...je je je.
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ResponderEliminarHola Emmy:
ResponderEliminarMuy bueno tu blog del karma, me he reído bastante.
Gracias:
RUBEN